Ella juega en la distancia
de cristales rojos
llora y ríe
en la distancia
acumulando los años
sin pájaros
que le lleven mensajes
los cinco
de cada octubre
de mieles viejas
que renacen.
Ella ignora
que la lluvia siempre tarda
pero moja implacable
desde los ojos
hasta el alma
desde los dedos
hasta siempre
con perfume a nunca
con el corazón
en la garganta.
Ella vive
en la distancia
de los silencios
se viste
y se desnuda
sobre el mismo silencio
frente a los ojos ciegos
que todavía pagan
equívocos y aciertos.
Ella recibe las rosas
donde se pierden caminos
cristales rojos
cristales
rotos
que se lleva el río...
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