domingo, 14 de febrero de 2021

EL CAMINO DE LA MUERTE (BOLIVIA)




 Pocas veces sentí la adrenalina en mi cuerpo, como en este viaje que realicé en motocicleta con unos amigos desde La Paz hasta Coroico.






EL CURA

 

La calle estaba muy oscura. Ella apuró el paso sintiendo como sus tacos retumbaban en el silencio de la noche. De pronto vio la sombra que se proyectaba delante, casi sobre su misma sombra que ya comenzaba a asustarse. Alguien venía caminando detrás suyo; pero le llamaba la atención la falta de ruido en los pasos del extraño.

La sombra se agrandaba y se achicaba sobre la superficie desigual de los frentes de las casas. Ella, con la proyección, pudo ver que el extraño llevaba sombrero alón. El miedo le subía áspero por la garganta y le cortaba la respiración…

Quien la seguía ya estaba casi encima de ella y cuando ya estaba casi por correr con desesperación, por el rabillo del ojo pudo ver la sotana del cura que pasó a su lado siguiendo su rumbo…

- ¡Era un cura! –se dijo calmándose.

Sintió la necesidad de llamarlo, de decirle que estaba con miedo y si quería acompañarla un par de cuadras hacia la parada del último colectivo de la jornada…

- ¡Padre! ¡Padre!

El sacerdote se dio vuelta quitándose el sombrero y la muchacha cayó sobre la vereda sin sentido…

El la vio golpearse en el suelo. Cargó el sombrero sobre su cuello sangrando y siguió caminando la noche, sin cabeza.

 

CRISTALES

Ella juega en la distancia

de cristales rojos

llora y ríe

en la distancia

acumulando los años

sin pájaros

que le lleven mensajes

los cinco

de cada octubre

de mieles viejas

que renacen.


Ella ignora

que la lluvia siempre tarda

pero moja implacable

desde los ojos

hasta el alma

desde los dedos

hasta siempre

con perfume a nunca

con el corazón

en la garganta.


Ella vive

en la distancia

de los silencios

se viste

y se desnuda

sobre el mismo silencio

frente a los ojos ciegos

que todavía pagan

equívocos y aciertos.


Ella recibe las rosas

donde se pierden caminos

cristales rojos

cristales

rotos

que se lleva el río...