UN CACIQUE DE LA REDUCCION DE NTRA. SRA. DEL PILAR DE MACAPILLO EN BUENOS AIRES
El 6 de julio de 1799 el Coronel de los Reales Ejércitos, Intendente Gobernador y Capitán General de la Provincia de Salta D. Rafael de la Luz, visita la Reducción de Ntra. Sra. Del Pilar de Macapillo y en virtud de las “representaciones verbales que le hizo el Cura Doctrinero de esta Reducción, Fray Eusebio Victoria, por la infelicidad en que se halla este Pueblo” debido a la pobreza existente y a la “gran disminución de Indios” que se retiraban tierra adentro; los hizo formar en fila y por medio del designado intérprete Silvestre Corro (quien se encontraba en Macapillo desde la época de Fray Antonio Lapa), se les hizo entender, entre otras cosas, “que el Real Erario se hallaba en la actualidad muy pobre y necesitado; y el de Sisa empenado” y como “se vienen a refugiar aquí los Indios de otros Pueblos y salen los del Chaco quando se les antoja”, “pero que atendiendo a todo quanto les lleva relacionado, arbitraba desde luego se fueran juntos a vivir en la Reducción de Miraflores” por los fértiles y extensivos terrenos que gozaba aquel pueblo. A lo que los caciques y mandones respondieron que irían dejando “aquel suelo que lo tenían por Patrio” para su mejor bien espiritual y corporal.
Esta situación podría haber pasado desapercibida a la historia del lugar que nos ocupa, incluso justificada por la aprobación de los naturales, conforme el acta labrada en la oportunidad, si no hubiese salido a la luz, la resistencia realizada por el Cacique Bernardino Macleta, quien junto a otros compañeros, entre los que se encontraba el Cacique Vilela Pedro Luplen, cansados de la pobreza en que se hallaban sumidos en el nuevo asentamiento y sufriendo las consecuencias de tal expatriación, se fugaron en número de cuatro y se dirigieron a Buenos Aires, a fines de reclamar sus fueros y derechos. Corría el año 1807...
MACLETA EN BUENOS AIRES
El expediente se inicia con un escrito, fechado el 21 de mayo de 1807, por el cual el Cacique Bernardino Macleta se presenta ante el Fiscal de Su Majestad Protector General de Naturales, D Manuel Genaro de Villota, expresándole que hacía más de ocho años que vivía despojado de sus fueros “que como tal Cacique me acompaña con la gracia con que el Rey, mi Católico Monarca me ha dispensado”; como así también del suelo para que pueda subsistir con su gente y “careciendo de tener a mis inmediaciones los Indios que han sido y son de mi toldería”.
Aclaraba que hacía dos años también se había presentado en Buenos Aires llevando su primer reclamo, donde le aseguraron que a su regreso lo atendería el Gobernador Intendente de Salta, pero como esto no fue posible, emprendió en esta oportunidad un nuevo viaje, en el que padecieron miserias junto a sus compañeros, caminando muchas jornadas, sufriendo frío y hambre.
Pero nada para él era tan doloroso como el ver a su gente dispersa y que los recién nacidos “no disfrutan del pasto de la religión que abrazamos” y en razón de no poder disfrutar de su suelo en el que tantos años vivieron, muchos de los suyos huyeron a tierra de los infieles.
En su viaje anterior, Macleta había mostrado la desnudez y falta de alimentos diarios que presentaba, por lo que le prometieron que el gobernador de Salta iba a solucionarle su situación, pero como prueba de lo contrario, presentaba en esta oportunidad su andrajosa vestimenta que lo “llenaba del mayor rubor a la presencia de Vuestra Excelencia”.
Solicitaba también que se le hiciera entender qué mérito había para despojarlo de su territorio y de esta manera entregarle el mismo a don Lorenzo y a don Ignacio Suárez, don Simón Paz y don José Gabino Sardina (éste último, Comandante del Fuerte San Luis de los Pitos), para que hagan invernaderos de mulas y otro ganado, quemando éstos el templo construido en la época de los jesuitas.
Macleta protestaba y decía que no volvería a su patrio suelo, hasta encontrarse seguro de poseer lo que el rey le había dado hacía más de cincuenta años y la vestimenta para él y su gente, por lo que aseguraba que residiría en la Capital (Bs. Aires), temeroso por ser la víctima del gobierno de Salta.
A MANOS DE LINIERS
En fecha 5 de diciembre de 1807, el Fiscal Protector de Naturales eleva el escrito del Cacique Bernardino Macleta al “Señor Gobernador y Capitán General” D Santiago de Liniers, con un extenso decreto en el cual expone las vicisitudes pasadas por el cacique y los otros tres indios que padecieron muchas necesidades en el viaje a Buenos Aires, solicitándole que pida el expediente que debió formarse a raíz del anterior viaje de Macleta y del cual no se había tenido efecto alguno.
Asimismo, y sin perjuicio de lo solicitado, que el gobernador, haciéndolo responsable de la demora, informara “con los autos de la materia y todo lo que sea incidente a ella”, como había sido la concesión de los terrenos de estos indios a las personas de Lorenzo e Ignacio Suárez, Simón Paz y José Gabino Sardina.
En cuanto a Macleta y su gente, se les había notificado que si querían aguardar la respuesta en Buenos Aires, podían hacerlo, donde no les faltaría como vivir y vestir, y si quisieran retirarse se les proveería del correspondiente pasaporte.
Dos días después, el 7 de diciembre de 1807, Liniers remite el expediente al Gobernador Intendente de Salta, con la petición del Fiscal Protector de Naturales y el Memorial del Cacique de la Reducción de Macapillo, Bernardino Macleta, sobre la restitución de los “terrenos de ella que se le quitaron y adjudicaron a varios españoles y la consiguiente dispersión” de sus naturales.
EL EXPEDIENTE EN SALTA
En Salta, el gobernador de la Luz había muerto repentinamente, siendo sustituido interinamente por Arregúnaga y Archondo con quien se inicia la serie de gobernadores provisorios y que, según la historiadora María Teresa Cadena de Hessling, los mismos representaban grupos fuertemente enfrentados. En 1808 se hace cargo interinamente el Dr. José de Medeiros, quien en enero de ese año recibe el expediente y ordena que el Cura Doctrinero de la Reducción de Miraflores, R.P. Fray José Francisco Geréz “que accidentalmente se halla en esta capital” y no donde debía encontrarse, atendiendo a su pueblo, informara sobre lo que le conste de lo representado por el “indio Bernardino Macleta”.
El 18 de enero de 1808, el Padre Geréz eleva al gobernador un amplio informe que, por supuesto, no iba a dejar limpia la imagen de Macleta, por la audacia de haberse ido a denunciar a Buenos Aires y traerle otro dolor de cabeza a él y al actual gobernador...
EL INFORME DEL PADRE GEREZ
El Padre Geréz, cumpliendo con el superior decreto del gobernador Medeiros, de fecha 16 de enero, comienza informando que era cierto que Macleta y sus indios habían sido expatriados de la Reducción de Nuestra Señora del Pilar de Macapillo “por convenir así al servicio de ambas majestades y al adelantamiento e instrucción en lo espiritual y temporal a fin de hacerlos conocer la obediencia con que justamente olvidan sujetarse a su Cura Doctrinero”, porque vivían insubordinados “sin querer acatar y respetar los suaves preceptos del Cura que los gobernaba” llegando la ocasión en que uno de ellos le puso las manos encima. Que con motivo de la visita del “finado Señor Gobernador Intendente Coronel don Rafael de la Luz” los trasladó hasta la Reducción de San Esteban de Miraflores a cargo del informante, quien les hizo conocer la obediencia y otras obligaciones propias del cristiano, asistiéndole puntualmente con las obligaciones alimenticias. Pero como el citado indio Bernardino Macleta extrañó la vida licenciosa y vaga que antes tenía, empezó a “maquinar artificios para volver a Macapillo”.
Sigue Geréz diciendo que cuando de la Luz visita Macapillo, observó que los indios la tenían arruinada, comiéndose el ganado vacuno y causando al Real Erario de V.M. y al Ramo Municipal de Sisa, ingentes gastos “hasta haberla reducido a una suma pobreza”, por lo que se determinó el traslado a Miraflores. Agregaba que estos indios se habían consumido no solo las cuatro o cinco mil cabezas de ganado que habían dejado los jesuitas al ser expulsados, sino que también lo habían hecho con el ganado de Balbuena, Ortega y otros vecinos de las inmediaciones. Y como si esto fuera poco, informa el Padre Geréz “no bastando la ración que se les repartía de carne del ganado que se traía de la Estancia del Rey, para racionar a los soldados de la Guarnición de San Luis de Pitos”.
Sigue el informe del P. Geréz diciendo que “el indio Bernardino Maclet” (así lo llamaba), “cuando fue trasladado de Macapillo a San Esteban de Miraflores por disposición del predicho finado Sr. D. Rafael de la Luz, fue de Cacique Interino por hallarse de menor edad el que debía serlo propietario”, por lo que al enterarse de esto hizo fuga con la mayor parte de los indios a su antiguo pueblo extinguido de Macapillo, por lo que fueron apresados y conducidos a Salta, donde se le quitó el cargo de Cacique Interino y se puso otro en su lugar por orden del Gobernador de la Luz, en razón de que Macleta con notable audacia se había puesto a órdenes del superior gobierno de Buenos Aires a donde huyera dos años antes, fingiendo que iba a traer una yegua o caballo de Macapillo, junto a otros indios de Lagunilla que habían sido designados a trabajar en el Hospital de Salta, y de este modo se le reprimió como a cabeza de motín y de esta manera influir en los indios para que no le prestasen obediencia. “Pero olvidando con bondad y con prudencia dicho gobernador todas estas operaciones, dignas de una severa reprensión, aun quiso darle al desobediente Bernardino, la mejor prueba de su amor” determinando en “vestirlo y acariciarlo, aconsejándole con amor a que se insertase y procurase abrazar nuestra Sagrada Religión, para de este modo, vivir con tranquilidad y llenar las intensiones del Soberano que no apetece otra cosa que la felicidad y progreso de sus pueblos reducidos”.
INFORME DE ISIDORO MATORRAS
Por su parte, el Actuario de Gobierno Intendencia, D Isidoro Matorras, en fecha 22 de enero de 1808 informa que “las providencias del Superior Gobierno que cita el Indio Bernardino Maclet, trajo hará dos años se cumplieron literalmente en todas sus partes”. Que según recordaba el Gobernador de la Luz había dispuesto que D. Francisco Aniceto González y San Millán, asista a Macleta y verifique los testigos de una información que el Cura Doctrinero de Miraflores había seguido ante él, siendo Alcalde Ordinario, contra los procedimientos del Administrador de aquellas temporalidades, D. Juan Antonio de Osandivaras; y que Dña. Angela de Isasmendi había reconocido una carta de recomendación que había escrito, a favor de otro Osandivaras, a su hermano don Severo, Visitador Comisionado de aquellas reducciones. Que también se había cumplido con vestir a Maclet y a su compañero el Cacique Vilela, Pedro Luplen, encargándose de esto don José Ignacio de Gorostiaga, como apoderado del Administrador Osandivaras. Que una vez concluidas estas diligencias, el Actuario de Gobierno Intendencia, Isidoro Matorras, entregó tales documentaciones al gobernador de la Luz, para el informe que debía acompañar con ella y elevarlo a Buenos Aires “como en efecto creo así lo verificaría”.
“Que en cuanto a la traslación a Miraflores de los Indios de Macapillo y que las tierras de éstos quedasen vacas, siempre que se verificase otra traslación, entrego dos expedientes para que en vista de ellos, provea lo que fuere justicia”.
LA ELEVACION DE MEDEIROS
El 3 de febrero, el Gobernador Intendente José de Medeiros, eleva el expediente a Buenos Aires, cumpliendo la orden dada sobre la queja del “Indio Bernardino Maclet, Cacique Interino que fue de la Reducción de Macapillo”. Diciendo que “todo comprueba que el Indio Maclet es un holgazán impostor, a quien será justo, que juntamente con su compañero Pedro Vilela, se digne V.E. ordenar que regrese a servir como debe en la Reducción de Miraflores”.
Agregaba que al ser trasladados de Macapillo a Miraflores, los terrenos de la primera, quedaron “realengos y bacos por virtud de la expresa condición que envuelve el título de merced que les fue concedida por el gobernador de esta provincia el 6 de mayo de 1767”. Informaba Medeiros que el recurso por el que los dos referidos indios fueron a Buenos Aires en su primer viaje, ahora había sido explicado por el Cura Doctrinero y por el Escribano de Gobierno (Geréz y Matorras, respectivamente), por lo que las órdenes impartidas por el gobierno de Buenos Aires en su oportunidad, fueron cumplidas por el gobernador de la Luz. Que también se había cumplido con separar de la Administración de Temporalidades de Miraflores a don Juan Antonio de Osandivaras, destinando provisoriamente a don Manuel Peña, que falleció a mediados de 1807, por lo que el mismo Medeiros designó a cargo de dicha administración al Capitán de Milicias don Domingo de Yriarte, de lo cual había dado cuenta a la Real Audiencia Pretorial Gobernadora.
EL EXPTE. EN BUENOS AIRES
Una vez el expediente en Buenos Aires, los resultados del mismo irritan al Fiscal Protector General de Naturales, quien, el 7 de marzo de 1808, por medio de un escrito, reniega porque no se cumplió con lo pedido sobre la concesión o venta de los terrenos de Macapillo; ni se remitieron los originales de las actuaciones que se labraron con motivo del primer viaje de Macleta y sus compañeros.
Según el Fiscal “el informe solo está fundado en la relación del Cura Doctrinero de Miraflores, Geréz, por el cual solo ha tenido suficiente mérito para refutarlo como un holgazán impostor al Cacique Macleta. Al Fiscal protector no le satisface el informe del Padre Geréz, a quien ha visto bastante mal implicado en los negocios de estas reducciones y por lo mismo, tampoco hace el menor aprecio el señor gobernador como fundado en él y que de no haber cumplido con lo que se les previno y con lo que solo podía de algun modo satisfacer los reclamos que ya se tienen del extraño manejo de las temporalidades de aquellas reducciones”.
Terminaba diciendo el Fiscal que era necesario tener a la vista los recursos del Administrador de Miraflores y Balbuena, don Juan Antonio de Osandivaras y las del otro Osandivaras.
Que con respecto a Macleta y sus hombres, si querían aguardar las resultas en Buenos Aires, se dedicasen con sus indios al trabajo en virtud del cual, no les podía faltar que comer ni vestir “y si retirarse que se les dará el correspondiente pasaporte”.
CONCLUSIONES
Indudablemente el expediente volvió a nuestra provincia, ya que actualmente se conserva en el Archivo y Biblioteca Histórico de Salta, Carpeta 1807.
Macleta no logra sus objetivos, quizás por la demora del expediente ante el gobierno de Salta; quizás por la destitución de Liniers en febrero de 1809; quizás porque en Salta e incluso el país, otros intereses comenzaron a preocupar al gobierno español, como el nombramiento de José Bonaparte como Rey de España (1808).
Nada pudo impedir la devolución de las tierras de Macapillo. Pero sí podemos rescatar la valiente determinación del Cacique Bernardino Macleta, quien hizo el inmenso sacrificio de trasladarse en dos oportunidades a pié, junto al cacique Vilela, Pedro Luplen, hasta Buenos Aires a fines de denunciar lo que fue un injusto desarraigo.
Le habían despojado de ese puñado de tierras, al que le enseñaron a amar como patrio; la investidura de cacique; hasta la vestimenta y alimentos necesarios; pero jamás le pudieron despojar su actitud de lucha por una causa que creía justa. Lucha que se efectivizó, no con los antiguos métodos de lanza, dardos, sangre y muerte, sino utilizando el estado de derecho que reinaba entonces, que casi lo conduce al triunfo y que solo pudo ser vencido por la desidia del entonces gobierno colonial de Salta.
La actitud de Macleta y sus hombres, podría considerarse como el último foco de resistencia realizado por los naturales al gobierno español, dentro de la provincia de Salta.
MARCELO RUBEN AGÜERO URQUIZA
(Investigador de la historia de El Quebrachal, Anta, Salta).
interesantísimos articulos!
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