La ficción es una cosa fingida que da a entender algo
que no es cierto. Todas las obras artísticas, incluso los llamados serios
documentos históricos, son productos de la ficción. Han pasado por la
subjetividad de los hombres y mujeres que estuvieron presentes en su
elaboración. Pero, sin embargo y a pesar de todo, hay algo de real en los
mismos.
Podemos afirmar que Macondo no existe; pero que, si quiso respirar en Aracataca y, el infortunio, le jugó una mala pasada; pero, en realidad ¿Macondo no existe? ¿Acaso, estará estirando sus piernas de cuadras y manzanas en el tablero de otra Macondo con nombre ficticio? Con esto quiero decir que Murcia, puede ser Lima, Quito, Buenos Aires, Jacksonville o Bruselas. Que “Delirias de Viaje” tiene ese tinte de universalidad pensado en el siglo XIX por Goethe. Que la autora, desde una narrativa que camina por lo local, va disfrazando lo universal en una pluma, reflejada en los espejos de la microhistoria donde al estudiar una ciudad, se puede ir describiendo otras ciudades. En este libro, ninguna palabra está puesta al azar, todo tiene una causalidad, un punto de vista y un objetivo. Esa es la impronta de María Daniela Latorre.
Latorre, con el recurso de toda persona de las letras,
en este caso, puede inventar palabras como “delirias”, opuesto al sustantivo
masculino “delirio”, así como buscando el lado femenino de las palabras y
presentarse como representante de una parte política y filosófica de un estrato
de nuestra sociedad, el cual también se observa en España y otros países. A estas
delirias, las presentará como “Distraerse. Salir a pasear de una misma” e “Irse
lejos. Estar en todo lugar menos en mi”. La autora toma distancia de la obra y
se dispone a disfrutar de sus sentidos al recorrer estos caminos plagados de
paisajes, gitanos, archivos, museos, parques y, esa impronta ecológica de solo
usar tranvías eléctricos, monopatín y bicisendas que la ciudad pone al alcance
de sus pies y manos.
Las ilustraciones de Andrea Karl son fieles a la
narrativa y hacen más amena la lectura de la obra.
Aparte de ser un lector empedernido, un poco escritor
y poeta, tengo la afición de los viajes en motocicletas y, todos los
motoviajeros, entendemos perfectamente el significado de “Buenas rutas”
dedicado por María Daniela Latorre. Puedo asegurar que esas buenas rutas son
transitadas con éxito por este interesante libro que fuera traído de la mano
por la editorial Juana Manuela, para ser parte del repositorio de los autores
salteños.
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En sus RECORRIDOS, María Daniela Latorre, dice: "Soy una viajera, llevo un estilo de vida slowtravel, que consiste en viajar despacio para conocer los lugares e impregnarse de su cultura. Soy Licenciada en Psicología (UBA), trabajé como psicóloga comunitaria en procesos de integración social y comencé a viajar por el mundo, estudiando y escribiendo historias desde una mirada feminista. Publico relatos, poesías, artículos y ensayos sobre las intersecciones de los desplazamientos modernos, las identidades, su impacto ecológico y lingüístico."
