martes, 19 de julio de 2011

BASES CERTAMEN LITERARIO 2011


I Certamen Literario

Nacional e Internacional

“Salta Nuestra Cultura” 2011


Reglamento General

El blog “Salta Nuestra Cultura” http://saltanuestracultura.blogspot.com creado por el escritor “Quebracho”, (Marcelo Rubén Agüero Urquiza), de la ciudad de Salta, República Argentina, convoca a participar del I Certamen Literario Nacional e Internacional con producción en castellano.

Reglamento y modalidad de participación:

1. Consideraciones Generales:

La participación en el certamen literario está abierta a cualquier persona que lo desee, sin importar residencia.

2. De las categorías:

Única categoría mayores de 18 años de edad, de habla y escritura hispanoamericana por medios propios o por soportes tecnológicos.

3. De los géneros:

a) Cuento: uno (1) por autor, tema libre, hoja tamaño A4, hasta dos (2) carillas, tipeado a un espacio y medio (1,5), en computadora (fuente: Arial, tamaño 12). Margen izquierdo 3 cm, derecho 1,5 cm y superior e inferior de 2,5 cm, con sangría de medio centímetro.

b) Poesía: Una (1) poesía por autor, tema libre, extensión no menor a cuatro versos y no mayor a cincuenta (50) versos. Hoja tamaño A4, tipeado a un espacio y medio (1,5), en computadora (fuente: Arial, tamaño 12). Margen izquierdo 3 cm y superior e inferior de 2,5 cm.

4. De la presentación de los trabajos por e-mail:

Los trabajos destinados al premio “Salta Nuestra Cultura 2011” deberán ser inéditos y no haber sido premiados en ningún otro evento.

Los concursantes enviarán los trabajos por e-mail con tres “archivos adjuntos” en el mismo envío:

El primero titulado CUENTO (o POESIA conforme al género en el que participa): (Y A CONTINUACIÓN EL TITULO DE LA OBRA) Aquí se refiere al trabajo propiamente dicho que debe contener el título, la obra a continuación, firmada con un seudónimo.

El segundo, titulado AUTORIZACION donde el participante deberá enviar una nota firmada con sus datos personales donde se hace responsable por los derechos de autor de la obra participante y la autorización para ser publicada en la antología del certamen.

El tercer archivo adjunto será titulado como EL SEUDÓNIMO: (Y A CONTINUACIÓN EL SEUDONIMO DEL AUTOR) en el mismo se incluirán los datos personales del participante que se detallan a continuación:

a. Título de la obra
b. Seudónimo
c. Apellidos y nombres
d. Documento personal, Tipo (cédula o libreta) y Nº
e. Edad
f. Ciudad de residencia
g. Provincia, Departamento, Estado o Región
h. País
i. Correo electrónico
j. Blog o página web si tiene
k. Pequeño comentario de la obra presentada.

Queda claro que el envío deberá hacerse en archivos adjunto al mail (NO pegado en el cuerpo del mail). De no cumplirse estos requisitos los trabajos quedarán fuera de concurso automáticamente.

La organización del certamen ha previsto que los trabajos en poesías sean enviados al siguiente correo electrónico: quebrachocultural@hotmail.com.ar

5. De la recepción de los trabajos

Los trabajos se reciben hasta el día: 31 de agosto de 2011 a horas 23,00 de la República Argentina inclusive.

En el mes de Noviembre de 2011 se darán a conocer los resultados del certamen.

6. De la actuación del jurado

El Jurado estará integrado por miembros de reconocida trayectoria a nivel Nacional e Internacional y designados por el creador del blog “Salta Nuestra Cultura”

La decisión del jurado será inapelable e irrevocable, en un todo de acuerdo con el presente Reglamento, labrándose un acta donde se dejará constancia de la adjudicación de premios y conceptos que el Jurado estime (o no) consignar.

El jurado quedará facultado para declarar desierto algún premio. No se otorgarán premios compartidos. El veredicto del Jurado se publicará a través del Blog Salta Nuestra Cultura: http://saltanuestracultura.blogspot.com/

9. De los Premios a Otorgar

Con todos los trabajos, premiados o no, se imprimirá una antología colectiva cooperativa, cuyo costo se informará oportunamente:

 1er. Premio: 3 ejemplares de la antología, plaqueta y certificado de mérito y participación.
 2do. Premio: 3 ejemplares de la antología, plaqueta y certificado de mérito y participación.
 3er. Premio: 3 ejemplares de la antología, plaqueta y certificado de mérito y participación.

De las antologías restantes, las mismas serán distribuidas en número de tres entre los que participaron cooperativamente y el resto puestas a la venta en la presentación del libro colectivo en un Encuentro de Escritores a realizarse en Salta, los días 11, 12 y 13 de noviembre de 2011. Los costos para poder participar de esta publicación antológica serán dados a conocer oportunamente a la finalización del presente certamen.

Las plaquetas serán donadas por distintas Instituciones Intermedias, por lo que esta organización no se hace responsable por la característica de las mismas.

Los trabajos premiados también se publicarán en el blog “Salta Nuestra Cultura” http://saltanuestracultura.blogspot.com

10. De la entrega de premios

Los premios se entregaran durante el desarrollo del I ENCUENTRO NACIONAL E INTERNACIONAL DE ESCRITORES “SALTA NUESTRA CULTURA” a realizarse los días 11, 12 y 13 de noviembre de 2011 en la ciudad de Salta, República Argentina. Para el caso de los escritores que resulten premiados y que no puedan estar presentes en el Encuentro, estos deberán comunicarse con el organizador para acordar el modo de reunirse con sus respectivos premios

11. De la Institución Organizadora

Cualquier situación no prevista en este Certamen, será subsanada por los jurados respectivos, cuyo fallo será inapelable.

Participar en el Certamen Literario supone la aceptación de sus reglas y condiciones, cuya interpretación final quedará a juicio de los jurados constituidos a tales fines.

12. Del blog SALTA NUESTRA CULTURA http://saltanuestracultura.blogspot.com/

Dirección: calle Toribio Zapata Nº 4 y Monoblock 28, 3ro. “B”, ambos de Villa Palacios, provincia de Salta, República Argentina. C.P. 4400.
Tel. móvil 0054 0387 154 131879
e-mail: quebrachocultural@hotmail.com.ar
Página Web http://saltanuestracultura.blogspot.com/

MAÑANA PUBLICAMOS LAS BASES

domingo, 17 de julio de 2011

ESTEN TODOS BIEN ATENTOS

ESTE 20 DE JULIO, LARGAMOS CON UN CERTAMEN LITERARIO DE POESÍA Y CUENTO CORTO Y EL PRIMER ENCUENTRO NACIONAL E INTERNACIONAL DE ESCRITORES EN SALTA. ORGANIZADO POR QUEBRACHO DESDE ESTE BLOG.

TAMBIÉN SE PUBLICARÁ UNA ANTOLOGÍA COLECTIVA COOPERATIVA.

ES PARA NO PERDERSELO!!!

lunes, 4 de julio de 2011

ESCRIBO... ESPERO... Por Ketty Marteau

Escribo lo que siento...
en cualquier momento y en cualquier lugar...
escribo a los que mienten..
a los que son sinceros...
a los que extraño..
a los que traicionan...
al trabajo..
al arte..
al amor....
a los amigos..
a los amantes...
a los hijos...
al sublime Creador...
 
Escribo a veces... 
para que las horas de silencios...
se amortiguen más rápido..
y los recuerdos bellos superen a los tristes....
y queden amordazados a mi corazón.
Pero a veces otras tantas...
escribo a los besos..
a las caricias ..
que se plasmaron eternamente en mi cuerpo
en mi boca...
en mi razón...
Escribo otras ...
para poder encontrar respuestas que no aparecen ...
que se agotan de tanto buscar....
 
Escribo esperando... 
la luz de la luna...
que apacigue mis sueños...
que me abrace con su luz...
que ilumine mi lecho...
cuando muy segura ...
se entromete en mi intimidad...
logrando ser mi compañera....
en ésta soledad...

sábado, 2 de julio de 2011

LOS LIBROS - El Cuento Premiado en Villalonga

666.


Esta historia me fue contada hace algunos años por un policía de apellido Giménez, quien revistó siempre en la zona anteña, por los pueblos de El Quebrachal y Nuestra Señora de Talavera. Después la escuché de boca de un anciano residente en San Roque, cuando lo visité en una oportunidad que transitaba por las polvorientas orillas de esa larga y enjuta vena abierta que hace de límite entre Santiago del Estero y Salta y que los escasos lugareños llamaron Canal de Dios, cuando andaba a bordo de una destartalada camioneta Ford F-100, modelo ’61, que me había prestado “Kelo” Maldonado en circunstancias de encontrarme en calidad de jefe de un lejano y olvidado destacamento policial. Ambos relatos eran coincidentes, tanto por el lugar donde ocurrieron los hechos como por las circunstancias del mismo. El nombre del protagonista, sinceramente no puedo recordarlo y, en caso de hacerlo, no juzgo conveniente mencionarlo a fines de no involucrar a sus familiares, a quienes desconozco, pero entiendo que deben gozar del derecho de la tranquilidad pública. Aunque, por las connotaciones del caso, puedo prever que los comentarios habrán recorrido como una tenue brisa por los arenales del bajo monte de ese rincón remoto de la provincia de Salta.

Para esbozar lo más fielmente la realidad, hubiera sido sensato buscar los antecedentes en los archivos del destacamento policial en cuya jurisdicción trascendieron las novedades; pero quise ser respetuoso por los motivos expuestos y, a pesar de que mi espíritu de narrador me exige la subjetividad creativa, trataré de narrar lo acontecido tal cual me fue relatado oralmente, evitando todo condimento imaginativo...

El puesto Santo Domingo es actualmente casi desconocido por muchos pobladores de la zona. Se reduce a unos cuantos horcones que sobresalen en un claro del monte a orillas de la senda casi perdida que une el paraje El Vencido con la localidad de Talavera. En otras épocas, residía allí una familia que se dedicaba a la cría de ganado vacuno, el que se esparcía oculto en la agreste naturaleza y bajaba solamente al mediodía en busca de agua, la que a veces había que baldearla de los pozos. Esta costumbre permitía al propietario contabilizar las cabezas y controlar las pérdidas o las ganancias, según el número de cabezas que asistía diariamente a los corrales. Esta vida era muy sacrificada y dura, cosa que no le gustaba al mayor de los hijos del puestero, quien había esperado ansiosamente llegar a la edad adulta para irse a la ciudad en busca de un mejor porvenir. Por su parte, al padre no le gustaba nada esa idea que su hijo había ido amasando desde niño. El quería que el chango crezca fuerte y sano para tener dos brazos hábiles que le puedan ayudar hachando árboles, quemando el carbón o baldeando el agua para los animales. Su madre, en cambio, no decía nada. Se metía en el rancho para ocultar el llanto que le consumía el alma.

Los años, implacablemente pasaron y así llegó al fin el día de la partida. El muchacho comenzó sacando su bolso y luego buscó el sombrero. Miró hacia donde se encontraba su padre, cortando nerviosamente unos tientos de cuero reseco para arreglar el catre. Quiso despedirse, pero sabía perfectamente los códigos de la casa. Su padre no quería despedirlo. Con besos lagrimosos de su madre, el joven puso el bolso sobre la zorra y en un silencioso adiós, se fue de Santo Domingo sin mirar atrás.

El tiempo, que no conoce de descansos, fue pasando lentamente. Los años se sucedían y cuando el monte reverdecía por enésima vez, recibieron la carta de un comerciante que venía del pueblo cada tanto. Habían esperado a quedar solos nuevamente y, sin que ninguno se ponga de acuerdo, se encontraron reunidos alrededor de las brasas, bajo las titilantes luces de los mecheros. Escuchaban atentos a la más chica que deletreaba los escasos renglones de la misiva. ¡El hijo regresaba al hogar! Había triunfado en la ciudad y hasta incluso ¡se había comprado un automóvil! Aun no se había casado y no aclaraba en que trabajaba, pero ganaba el dinero suficiente para vivir bien. Tampoco decía si se venía a quedar o solo lo hacía de visita. Todos se pusieron contentos. Los resquemores de su partida habían quedado sepultados bajos los angustiosos días de su espera. Y ahora regresaba...

Al alba comenzaron los preparativos. El padre, subido en el techo, apisonaba los sunchos cubiertos de tierra. La madre, ayudada por las chinitas, había sacado hasta el viejo ropero para hacerlo asolear. La alegría los había contagiado. Volvían a ser felices de nuevo. Y como un ruego, cada uno repetía para sus adentros:

-¡Ojala que venga a quedarse...!

El Renault 6 apareció tapado de tierra. Se acercaba temeroso y a los barquinazos. Los de la casa ya lo habían sentido pasar por los madrejones, mucho antes de que asome su trompa por entre los algarrobos que dan al corral, espantando al machito y haciendo torear, como nunca antes, a los caschis que se desesperaban por morder las cubiertas que levantaban una espesa nube de polvo. Los abrazos se mezclaron con los llantos y los llantos con los besos. El humo del asado subía hasta el cielo, mientras las damajuanas esperaban bajo la tinaja, tapadas con una arpillera húmeda para conservar su frescura al momento de los brindis. La puerta trasera del coche fue abierta en un momento y los regalos comenzaron a repartirse. Esta inmensa alegría, no les permitió reparar en la caja de cartón que el hijo trasladó con cuidado hasta la pieza, poniéndola debajo de la cama. Entre coplas y alcohol, padre e hijo amanecieron dormidos sobre la mesa. El primero, con la alegría del hijo que ha vuelto; el segundo, con una pena que aun no se adivinaba…

La primera en darse cuenta de que algo andaba mal, fue la madre. Quien hacía varias noches que venía notando la luz del mechero encendida en la pieza del hijo. Al principio no le dio importancia, pensaba que era una costumbre adquirida en la ciudad. No hizo comentarios al respecto, pero la duda la asaltaba cada día que pasaba. Aparte, lo notaba raro a su hijo: más flaco, más ojeroso, más despreocupado en su vestimenta y lo más curioso era que no había hecho andar su automóvil desde que llegara a la casa. Ni siquiera para visitar a los vecinos, quienes se llegaban de vez en cuando para verlo al mozo. Aun no había dicho si se quedaba a vivir con ellos o si tenía que volver a la ciudad. A medida que los días pasaban, todos en la casa se dieron cuenta del cambio del joven. Los vecinos de los parajes cercanos que habían acertado en verlo, comentaban que lo había atacado una rara locura. La alegría de los primeros tiempos, se convirtió en una preocupación para los padres, quienes ya lo veían caminar hablando solo para el lado de la chacra, ajeno, perdido...

Al último, ya no salía de la pieza ni para comer. La preocupación de los padres hizo que llamen al enfermero, quien le tomó la presión y la temperatura, encontrando todo normal; pero por el semblante que tenía el paciente, recomendó que lo trasladen al pueblo para que lo examine un médico. No hubo caso, el hijo no quería salir de la habitación. Se quejaba, lloraba, gritaba desesperadamente hasta quedar desmayado. Una mañana su madre lo encontró todo rasguñado y con las ropas rotas, tirado en el patio de tierra. La médica de campo le recetó unos yuyos y les recomendó a los padres que pongan cruces en el rancho. Que era muy malo lo que estaba pasando. Asimismo, les había pedido que busquen por los alrededores, porque seguro que había algún mal enterrado cerca de la casa. Todo fue inútil. No encontraron nada.

Un día cualquiera cuando todos dormían la tristeza profunda de lo incomprensible y cuando no había despuntado el alba todavía, un desgarrado grito de terror despertó a los de la casa.

-¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Me lleva! ¡Me lleva! –gritaba el muchacho.

Su padre, sobresaltado, salió con su vieja escopeta del 28 y vio a su hijo correr para el monte, pasando frente al baño. Acomodándose las alpargatas, salió en su ayuda, pero no lo podía encontrar. Los gritos despertaban al monte y cuando el padre se orientaba, los gritos provenían ahora de otro lugar. Por momentos parecía alcanzarlo, aun sin verlo, pero el monte se cerraba en un terrible matorral de garabatos. Era increíble. Nacido y criado en ese lugar, pero todo le parecía desconocido. Las espinas de los vinales le habían abierto heridas en el cuerpo; los chaguares desgarraban sus pies y los garabatos le cerraban su camino; pero tenía que seguir tras los gritos aterradores de su hijo. Al mediodía ya se encontraban reunidos algunos vecinos para buscar al desgraciado que aun pedía auxilio agónicamente desde algún lugar del agresivo monte. El día fue infernal. Un grupo de hombres, había encontrado una zapatilla del infortunado, y otro, un pedazo de tela de su camisa que se había prendido a una brea. Todos comentaban lo mismo. Cuando ya se encontraban cerca del joven, el monte se cerraba densamente y era imposible llegar hasta el lugar. Eso si, nadie lo había visto. Solo lo habían escuchado gritar, cada vez más lejos, sin fuerzas, hasta que no lo escucharon más. Comentaron que al otro día la policía acudió al llamado de la familia y rastrearon toda la zona, sin resultado alguno.

Tiempo después. La madre encontró la caja de cartón debajo de la cama. La abrió con curiosidad y encontró los libros. Se los mostró a su marido y recién comprendieron lo que había pasado... Cuidaron de que el fuego consumiera todo. Incluso las tapas, que según se dice son forradas con piel de cristiano. Poco después, cargaron todas sus cosas y se marcharon del lugar. Nadie pudo decirme donde viven ahora. Pero lo que si sé, es que nadie se acercó jamás por ese lugar y cuando algún viajero acierta a pasar por las inmediaciones, se persigna y apura la marcha para alejarse lo más rápido posible.