jueves, 27 de mayo de 2010

SALTA Y LA REVOLUCION DE MAYO

Siguiendo el libro de Armando Raúl Bazán “Historia del Noroeste Argentino”, vimos que en vísperas de 1810 existían trabajos a favor de cambios políticos no solo en Salta sino también en algunas ciudades del Interior produciéndose contactos con el grupo revolucionario porteño. De todas maneras esto parecía no alcanzar para el logro del apoyo de todos los pueblos a la Junta del 25 de Mayo. La tesis de Castelli sobre la retroversión de la soberanía al por la vacancia del trono español no preveía consultas a las demás ciudades del Virreinato, de lo que se entendía que Buenos Aires decidía a reasumir esta soberanía en nombre de todas las otras. Ante ciertos resquemores cuestionando estas atribuciones que se daba la Capital, se decidió la consulta a las demás ciudades pero “la hermana mayor” tomaba la decisión ad-referéndum de lo que resolvieran aquellas. Así fue que esta consulta fue forzada pues en Buenos Aires estaban jugados por la causa del gobierno propio. Se cursaron las circulares para que las ciudades en Cabildo Abierto designaran los diputados que concurrirían a la formación del nuevo gobierno. Pero también se decidió el envío de una expedición militar que la Junta Provisional Gubernativa puso a orden de Francisco Ortiz de Ocampo como argumento disuasorio de cualquier rebeldía, como el caso de Córdoba que desconociendo al nuevo gobierno se aprestó para la resistencia armada con Liniers a la cabeza, quedando el Deán Funes solo y en una situación incómoda y corajuda en apoyo al cambio.


Planteada así la situación, dice Bazán, era muy importante el pronunciamiento de Salta, cabeza de gobernación intendencia, debido a la rebeldía de Córdoba, la oposición de Montevideo y la actitud beligerante de las intendencias altoperuanas como Chuquisaca y Potosí. En ese momento crítico fueron importante los trabajos revolucionarios que realizaban desde 1809 Moldes y el grupo de abogados subversivos denunciados por el Virrey Cisneros al gobernador Isasmendi. Su comportamiento fue disciplinado y coherente y en 1810 precipitaron el pronunciamiento de Salta por la causa de la Revolución.


La noticia llegó a Salta el 16 de junio con los oficios de la Junta Provisional Gubernativa y el Cabildo de Buenos Aires. El ayuntamiento salteño atento a la gravedad de su contenido trató el asunto en un cabildo general el día 19 con asistencia del gobernador intendente, obispo diocesano, cabildo, jefes de los cuerpos y vecinos caracterizados. Leídas las comunicaciones e impresos recibidos de Buenos Aires se abrió el asunto a debate. Los votos expresaron lo siguiente:


1º En contra del reconocimiento de la Junta fueron minoría, pero según Bazán valen por su autenticidad, como el de Juan Nadal y Guarda, administrador de temporalidades, quien se asombraba de escuchar lo que ocurría en Buenos Aires y en su carácter de vasallo del rey y súbdito rendido a sus legítimas autoridades, consideraba necesario conocer el dictamen de las ciudades subalternas.


2º La clase de los abogados se adhirió al dictamen del licenciado José Gavino Blanco, abogado de las Reales Audiencias del Virreinato, aunque a favor del Cabildo de Buenos Aires y que solicitaba inmediato nombramiento del diputado que requería la capital. Lo acompañaron en su voto Alejandro Palacios, Pedro Antonio Arias Velásquez, Santiago Saravia, Mariano Boedo, Pedro José Toranzos, Andrés Senarruza y Lorenzo Ruiz Villegas.

Sala Capitular del Cabildo
Enlace: Museo Histórico del Norte http://www.museonor.gov.ar/pregon1.htm

3º El coronel Pedro José Saravia, por si y en nombre de los oficiales del Regimiento de Voluntarios, consideró que era deber de obediencia aceptar los hechos de abdicación del Virrey e instalación de la Junta y se mostró partidario de que ese mismo día se nombrara el diputado, su voto contó con la adhesión de 10 vecinos.

4º El cabildo salteño, encabezado por los alcaldes Matheo Gómez Zorrilla y Antonino Fernández Cornejo, acordó que coincidentemente con el Cabildo de Buenos Aires, en su lealtad y obediencia a su rey D. Fernando VII, se manden los diputados que se ordenan, con el poder e instrucción debida.

5º El obispo Dr. Nicolás Videla del Pino, por sí y en nombre del Cabildo Eclesiástico, prelados y clero, dijo que se conformaba con la generalidad de votos debiendo la ciudad unirse con la de Buenos Aires contemporizando y siguiendo sus designios.

6º El gobernador intendente Nicolás Isasmendi manifestó con estudiado tacto que coincidía con las instrucciones que había recibido por circular del 26 de mayo. En consecuencia aprobaba en todas sus partes el acuerdo y mandaba a que se pasasen los oficios consiguientes a las ciudades subalternas a fin de que uniéndose con su capital “presten todas el mismo acatamiento y adhesión a ella…”


No hubo inconvenientes en las otras ciudades con respecto a lo dispuesto por el cabildo de Salta, donde hubieron problemas fue a la hora de elegir diputados, denotándose la división de vecinos en grupos antagónicos. Donde primero se denotaron estas dificultades fue en la ciudad capital.


El 25 de junio en la reunión fijada para la elección, se presentó un grupo de vecinos que no había sido citado pidiendo que se lo admita en el comicio. El gobernador los apoya y propone hacer una nueva convocatoria. El cabildo desoye esto considerando atrevido e injurioso el petitorio, con elementos suficientes para la formación de una causa criminal y luego de oír al síndico ordenaron su expulsión del recinto por parte del Alcalde de 2º voto Antonino Fernández Cornejo. Surge así un entredicho con el gobernador Isasmendi quien ordenó que se sobreseyera dicha causa y como Cornejo resistiera fue reducido a prisión juntamente con el Síndico Tamayo.


Era seguro que Isasmendi era el inspirador ideológico del documento, pues estaba en juego la conservación de su poder en la nueva situación política, más aun, convocó a un Cabildo abierto para el 29 de junio donde resultó electo Tomás Sánchez. Los regidores desconocieron dicha elección y en sesión del 5 de julio recabaron el dictamen del asesor letrado Dr. Santiago Saravia quien aconsejó que el único remedio para solucionar el problema y evitar actos turbulentos era que el cabildo resolviera la cesación del mando político y militar por parte de Isasmendi. La réplica no se hizo esperar. El autor del dictamen y el vocero del grupo de abogados Dr. Gavino Blanco fueron mandados a prisión.


Los ánimos se fueron caldeando. Isasmendi desplegó tropas y artillería en la plaza mayor y con esa demostración de fuerza envió al cabildo una comisión presidida por el obispo para procurar un advenimiento. Quienes aun se encontraban libres en el ayuntamiento, resolvieron no transigir en sus reclamos de renuncia del intendente, por lo que Isasmendi dispone la prisión de todos los cabildantes comenzando por el Alcalde de 1º voto.

Rúbrica de Calixto Ruiz de Gauna

El conflicto estaba en un punto sin retorno. Desde la prisión, los cabildantes resolvieron hacer llegar sus quejas a la Junta de Buenos Aires y comisionaron para ello al coronel Calixto Ruiz Gauna, quien realizó la proeza de recorrer en ocho días las trescientas leguas que separaban a Salta de Buenos Aires. Después de un descanso de 24 horas el prodigioso jinete regresó con los despachos de gobernador intendente a favor del Dr. Feliciano Chiclana, auditor de Guerra del Ejército Auxiliar del Perú, que se hallaba en marcha al norte. No bien llegó a Salta, el mandatario ordenó la libertad de los capitulares quienes se reunieron para recibirlo el 23 de agosto.


Así dejó el mando Nicolás Severo Isasmendi, último gobernador del Rey. El nuevo régimen comenzaba con un nombramiento hecho desde Buenos Aires por las desavenencias de los propios salteños, sentándose un precedente de centralismo político que no sería el último. Chiclana comenzó su gobierno con la prisión de Isasmendi quien fue remitido a Buenos Aires para su juzgamiento; Tomás Sánchez e Isidro Matorral fueron confinados en San Luis. Con una política de destierros y contribuciones forzosas Chiclana atemorizó a quienes no se mostraban partidarios del nuevo orden. Este jacobinismo del nuevo gobernador demostraba su convicción en la eficacia persuasiva del temor, inspiración de Mariano Moreno en la Junta. El cabildo, en este contexto, elige diputado al bachiller Francisco de Gurruchaga quien el 17 de diciembre presenta sus poderes y se incorpora a la Junta Provisional Gubernativa.

Francisco de Gurruchaga

Después de los hechos acaecidos en Salta, una a una las ciudades subalternas fueron acatando, no sin problemas similares, la proclama de la Junta de Buenos Aires, asi lo hicieron Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja.


Sin contar con las que cuentan con su enlace de origen y las de la medalla del Vicentenario, las fotografías fueron tomadas por el fotógrafo profesional RODRIGO AGÜERO URQUIZA de los ornamentos con que se vistió nuestra ciudad en los actos del Bicentenario de la Patria a los que Salta Nuestra Cultura se adhiere con profundo sentido ciudadano.

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