domingo, 26 de septiembre de 2010

HAY QUE SECUESTRAR A ROCA


Es lindo recorrer las historias dispersas de nuestra Salta, recomponerlas, y volverlas a hacer correr como caballos salvajes sin saber a donde van a ir a parar… Amigo lector, estos caballos salvajes fueron a parar a ti, donde quieras que te encuentres frente a la pantalla del monitor en el rinconcito más amable donde pusiste tu computadora. Lo que hoy te voy a contar lo leí en el libro de Eduardo R. Poma, “Historia de Metán y de la Frontera Salteña” y éste lo toma de “Actuación Política de un Radical”, de la imprenta del Colegio Salesiano de Salta (1918). Mira de donde vienen estos potros desbocados!!


Nos encontramos en el año 1892, empieza la agonía del convulsionado siglo XIX pero no todo estaba dicho ni resuelto en materia política. La Unión Cívica Radical, -después de la fallida revolución del ’90 y de la visita que el Dr. Leandro N. Alem hiciera a nuestra ciudad (1891) luciendo su boina blanca mientras hacía a pié el recorrido desde la estación de trenes hasta la calle 20 de Febrero esquina Alvarado, para alojarse en la casa de don Luis Güemes y Puch-, había preparado una revolución que debía estallar el 26 de julio. En nuestra provincia estos movimientos tuvieron poca repercusión, por lo que la historiadora María Teresa Cadena de Hessling afirma que se produjeron algunos incidentes y tiroteos que fueron preparando el terreno para posteriores acciones, provocando la renuncia de algunos ministros.


Pero, entre todos estos vaivenes, hubo un hecho que solo la memoria curiosa de Poma echa luz al mismo. Dice el autor: “El día 26 de julio debía estallar en todas las provincias un nuevo movimiento revolucionario preparado por la Unión Cívica Radical, que lideraba don Leandro Alem. Para el éxito del mismo se consideraba vital tomar prisionero al general Roca… ” El general Julio Argentino Roca, se encontraba en esos momentos hospedado en las “Termas del Rosario”, tomando un descanso revitalizador en las aguas curativas de ese hermoso y sano paraje de Salta.


Los radicales revolucionarios, inmersas sus actividades en críptico secreto en el comité de Salta, decidieron quien realizaría el secuestro del general de los desiertos por medio del azar. El sorteado resultó ser don Escolástico Concha Arredondo y cuatro hombres a su cargo. Decididamente partieron hacia Metán a fines de arreglar todos los aspectos de tan singular plan. Posteriormente pasaron a Rosario de la Frontera…

El golpe revolucionario fue postergado imprevisiblemente y el gobierno provincial, enterado del secreto plan, procede a la inmediata detención del presidente del comité radical de Salta, el Dr. Aniceto Latorre, junto a otros dirigentes radicales. Le hace saber al general Roca los pormenores del fallido plan y éste, ni lerdo ni perezoso, pone los pies en polvorosa con rumbo a su tranquila Buenos Aires. Concha Arredondo toma el ferrocarril Central Norte a Salta, donde al ser descubierto huye a Catamarca, en el trayecto es perseguido por un destacamento compuesto por 25 hombres armados con la misión de capturarlo “vivo o muerto”. Escurridizo, el fugitivo los elude en Tucumán donde recibe los auxilios y protección sus amigos el Dr. Manuel Paz, Leocadio Paz y Pedro G. Sal.

En un allanamiento realizado en su acomodada casa de la ciudad capital, el gobierno salteño descubre las armas escondidas en su negocio por lo que se decide incautar todos los bienes (muebles, mercaderías y cuarenta mil pesos moneda nacional en efectivo). Lo que le obliga a regresar a Salta donde es detenido por considerársele “el más peligroso opositor, el más audaz y travieso revolucionario”. Poma nos comenta que Concha Arredondo estuvo muchos días incomunicado, pasando los tres primeros de su detención en una “prisión martirio” sin cama ni comida y “en la oscuridad inmensa sobre el pavimento inmundo y frío del calabozo”. Al salir en libertad, se encuentra en la peor de las ruinas y con la ayuda de un amigo se radica en la ciudad de Metán, donde posteriormente organizan la Unión Cívica Radical. En la revolución del ’93 vuelve a quedar en la pobreza. Pero más adelante, la vida le daría otra revancha.


Es así, amigo lector, como se salva el general Julio Argentino Roca de las intensiones de secuestro de un grupo de radicales salteños que, para su suerte postergaron todos los movimientos revolucionarios planificados para ese fatídico mayo de 1892. Ahora, esos caballos libres a todo galope seguirán su derrotero con rumbos desconocidos para nosotros; pero ya le dejaron un secreto de nuestra historia, algo para que comente con sus amigos, en esas reuniones en las que nunca falta un poco de buen vino, de historias interesantes y metafóricas poesías…

3 comentarios:

  1. ME ALEGRO MUCHO PODER VER EN ESTE ESPACIO ALGO REFERIDO A MI ABUELO LE AGRADEZCO QUE LO HAGA CONOCER AUNQUE TODAVIA HAY MUCHO MAS.ISABEL MARGARITA CONCHA ARREDONDO

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  2. MUCHAS GRACIAS ISABEL POR SUS CONCEPTOS... ME GUSTARÍA IR SOBRE ESE MUCHO MÁS, POR FAVOR CONTÁCTESE CONMIGO A ESTE CORREO mraurquiza@hotmail.com GRACIAS NUEVAMENTE.

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  3. Buenas tardes, interesante la historia que acabo de leer, mi esposo era su bisnieto de don Escolástico Concha Arredondo

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