domingo, 5 de septiembre de 2010

RESERVA NATURAL Y ECOLÓGICA EL CARDON


Dentro del emplazamiento urbano de nuestra ciudad, en la banda oriental del río Arenales, exactamente en el parque industrial, donde antes se encontraba el basural, extendido en las laderas de dichas serranías que acompañan el camino a La Pedrera, La Quesera, El Chamical, La Troja y hasta el propio Juramento por Peñas Azules, después de las compùertas del Cabra Corral, se encuentra "La Reserva Natural y Ecológica El Cardón", una propiedad privada, abierta al público en general cuyos objetivos es preservar la zona mencionada de la depredación de la flora, la fauna y la misma tierra, tan buscada por los vendedores de tierra para jardines y mantillo para plantas...


Salta Nuestra Cultura visitó el lugar y ahora expone ante el lector esa hermosa experiencia vivida en la tarde del sábado. Antes de  que fuésemos a llamar con golpes de palma, ya salía para atendernos la propietaria doña Anita Zuviría Uriburu quien, con una personal calidez y amable sonrisa, nos invitó a pasar disponiéndose a guiar la visita por el predio. Nos llamó la atención una antigua casa con paredes de adobe y techo de chapas a dos aguas. La anfitriona nos explica que es una vivienda rural de la época revolucionaria del General Güemes. Asimismo nos hace caer en razón que en la forma y orientación en que fue construida, desde el interior se tiene una visión en panóptico conforme a la distribución de las ventanas.


Por la ventana del frente se observa la ciudad de Salta y el camino que viene al lugar, por la ventana del lateral occidental se observa el valle y por la del fondo el camino a La Pedrera y El Chamical. Este parador o puesto de vigilancia, le daba al general, en esas épocas de guerra, el tiempo necesario para esconderse de las partidas regias o planificar algún recurso característico de su forma de lucha contra los españoles...


Conforme a la imagen anterior, podemos darnos una idea de lo manifestado por nuestra atenta dueña de casa. Vemos en esta fotografía el cerro San Bernardo, el 20 de Febrero, el Cerro Bola, el Cerro Chato y al fondo la zona céntrica de Salta que, por aquellos años, era toda la ciudad.


Continuando con la reserva, nos cuenta Anita que, al principio, cuando se decidieron por preservar la ecología de la zona, eran cinco miembros los interesados en esta actividad,: ella, su marido y tres amigos de la infancia. Poco a poco los otros fueron abandonando al grupo hasta quedar el matrimonio solo. Claro que el trabajo no es nada liviano; tampoco se cuenta con la provisión de agua corriente y potable, teniendo que ir a buscar el líquido elemento en bidones a 500 metros de la casa, actividad que se hace empujando un carrito de bicicleta. Con respecto a la flora, se pueden observar ejemplares de algarrobos negros, talas, breas, churquis, garabatos, cardones, tunas, etc. Nos cuenta la dueña de casa que dentro de la reserva hay un cardón gigante con varios brazos, de un tamaño jamás visto en cardón alguno. Queda la promesa de Quebracho en regresar en otra oportunidad a fines de fotografiar ese ejemplar.


La fauna es por demás diversa. con respecto a las aves nos cuenta de gran cantidad de loros (estaban en la casa cuando llegamos), catas, pavas del monte, charatas, quitupíes, brasitas (que llegan a la casa al atardecer), gorriones, perdices,... y sigue una interminable lista de aves de la zona. El peligro se concreta con los reptiles, donde apenas hace un poco de calor empiezan a salir las yarará y las cascabel, hasta el patio de la casa, siendo corridas por los perros que se constituyeron en una gran comunidad en razón de que son abandonados por sus amos en esas orillas de la ciudad. También se avistan corzuelas, se encontraron huellas de chanchos motaraces y pumas, gatos del monte, zorros, quirquinchos y una variada fauna regional... También en la casa tienen gallinas y otros tipos de aves de corral


Le preguntamos a Anita sobre las leyendas de la zona. De qué habla la gente con respecto a aparecidos, etc., y nos cuenta que cuando llegaban los pescadores para la época autorizada, muchos sabían comentar de aparecidos en el lugar, como el perro negro de ojos bien rojos, el "familiar" y el "almita". Aclarando que todos estos se le aparecieron a su marido. Al describir al "Almita" nos comentó que muchos coincidieron en que se trata de un muchacho joven, vestido con "voladitos" de tules, medias de mujer tipo red y un consolador colgando de la cintura para la parte trasera. Aparentemente, nos cuenta, es el alma de un travesti que fuera muerto por la zona. Nunca había escuchado antes una leyenda urbana tan de actualidad y, diríamos, reciente.


Ana es también una excelente artesana, utilizando elementos propios de la reserva con porcelana fría, creando pequeñas esculturas donde predominan duendecillos en un hábitat de fantasía y encanto que nos retrotrae a la más tierna infancia, donde un hongo era la casa de los duendes y el encanto era total.


Este tipo de artesanías no es visto en nuestra ciudad y, si usted vive cerca, lléguese a este lugar, se va a encontrar con tantas maravillas y a tan bajo precio que se va a sorprender. También, hemos observado artesanías en porongos y pequeños trozos de cardones...


Realmente quedamos encantados con tantas historias, leyendas y tantas maravillas para ver, para comprar y para pasar un fin de semana distinto. También se puede acampar, recorrer la reserva, conocer sobre la vegetación, ver las aves en completa libertad como nunca la vió antes y a pocos minutos del centro de la ciudad...


Una opción distinta, llena de aventuras y dispuestos para una fructífera caza fotográfica, con hermosas vistas desde un plano poco conocido de nuestra ciudad. Venga y disfrute, acérquese a tomar unos mates y a vivir la naturaleza.


Antes de emprender el regreso a Salta, sentí la despedida del gauchito de cardón, en cuya mano cuelga una botella de vino, otra artesanía de Ana, en pleno trabajo aun y a poco de ser terminada. Atardecía ya y el sol se estrellaba en la cima de los cerros que empezaban a oscurecer...

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