viernes, 5 de febrero de 2010

LA PALUDICA

Por JOSE ANTONIO GUTIERREZ

Los salteños de la década del '40 le llamaban "La Paludica" al edificio de la av. Belgrano. Desde esta repartición nacional se planificaba la lucha contra el Paludismo, de aqui partían "las brigadas" integradas por hombres que eran portadores de un depósito metálico que llevaban en la espalda como una mochila, llena de un líquido aceitoso -creo que era petroleo- o algún derivado del petroleo, donde conectaban una manguera de un metro o más y en su extremo una bombilla metálica para rociar los charcos de agua que quedaban en los ríos después de la época de lluvia. El funcionamiento era muy simple, el depósito además de la manguera estaba accionado por un sistema de bombeo que el portador con una mano con movimientos de sube y baja la daba a la barra que bombeaba el líquido, que salía por el extremo de la manguera sostenida por la otra mano. Así combatían el Paludismo en la década del '40, cuando el famoso Anofeles hacía estragos como trasmisor de esta enfermedad, Además de estas tareas, "La paludica" suministraba a las escuelas unos "bombones" de chocolate y quinina, para los niños escolares.


Por Quebracho

Debido a una gestión realizada por el gobernador de Salta, Dr. Adolfo Güemes, su hermano, el profesor Dr. Luis Güemes, donó la manzana de terreno donde la Nación construyó el Edificio para la Defensa Antipalúdica, que fue una verdadera avanzada por esa calle (hoy Paseo Güemes) hacia el cerro San Bernardo.

Recordemos que en este predio, a lo largo del siglo XVIII, la población se surtía del pozo público del Llocci o Yocci que se encontraba en la manzana comprendida entre las actuales calles Juramento, Vicente López, avenida Belgrano (por entonces Tagarete del Tineo) y calle España que hasta 1813 se llamaba calle del Llocci. Muchas ordenanzas se dictaron en la época para poder preservar en buenas condiciones esta única fuente pública de agua para bebida.

El Paludismo se llevaba muchas vidas en esos años en que la población resultaba perjudicada por las altas fiebres, los "chuchos", el debilitamiento corporal, etc. Esta enfermedad no era nueva en nuestra ciudad, quizas se encontraba desde el momento mismo de la fundación, debido a los terrenos pantanosos, anegados por los ríos, zanjones y tagaretes que la surcaban en su seno. A ella la conocieron tanto en el período Colonial, como en el de la Emancipación y el Criollo. Acompañó todos los momentos históricos hasta presentado el siglo XX. Su lucha, a veces acertada otras equivocada, logró por un considerable lapso, desterrar esta pesadilla, pero en los últimos tiempos, un nuevo brote del Paludismo junto a otras enfermedades análogas, nos vuelven a enfrentar con esta dura realidad endémica, debido, en un gran porcentaje, al abandono y descuido de los organismos de control, como lo constituyó en su momento "La Palúdica".

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