Calle La Florida (Salta)
httpwww.mercadolibre.com.arjmimgs=MLA&f=53939633_3695.jpg&v=E
La derrota del Desaguadero obliga al ejército revolucionario a evacuar el Alto Perú; en Cochabamba creyéndose fuerte con nuevos voluntarios, es derrotado en los campos de Sipe-Sipe el 13 de agosto de 1811. En 1813 las tropas a cargo de Belgrano vuelven a sentir la derrota en Vilcapugio y Ayohuma. Narra Mitre que “por dos veces los ejércitos argentinos habían penetrado triunfantes al Perú, y por dos veces retrocedieron despedazados hasta el límite en que la oleada revolucionaria de Mayo se detuvo, recobrando nuevas fuerzas al retroceder.”
El general Belgrano después de estas derrotas nombra gobernador de Cochabamba al coronel don Juan Antonio Álvarez de Arenales y en Santa Cruz de la Sierra, al coronel Ignacio Warnes, militarmente a órdenes del primero quien también fue designado comandante general de las armas patriotas a retaguardia del enemigo.
Monumento a Arenales (Salta)
httpwww.camdipsalta.gov.arINFSALTAfotostanieresalta5.jpg
Ante la imposibilidad de permanecer en Cochabamba, Arenales emprende la retirada al frente de 60 fusileros, cuatro cañones de pequeño calibre, algunos jinetes y una muchedumbre armada de hondas y macanas cubriendo la retaguardia y los flancos. Traspuso la cordillera oriental, ingresando por lo que hoy conocemos como el trópico cochabambino, hasta el Valle Grande, comunicándose con Santa Cruz de la Sierra.
En Valle Grande, Arenales se hace fuerte formando un batallón de infantería y dos escuadrones de caballería, más la incorporación de algunos caudillos con sus partidas sueltas. La insurrección se propagó por toda la zona hasta alarmar a Pezuela, quien manda al coronel Blanco, comandante militar de Oruro, para pacificar la región y batir a Arenales. El 4 de febrero se enfrentan en San Pedrillo, donde el coronel revolucionario es derrotado, debido a que una parte de su tropa sin experiencia huyó presa del pánico. Blanco pasó por las armas a los soldados prisioneros, previo cortar la cabeza de tres jefes insurrectos.
Arenales solicita los auxilios de Warnes, quien acude a su encuentro, pero desconociendo la autoridad militar legada por Belgrano, separa sus fuerzas que luego serían desalojadas en Herraduras y Petacas por lo hombres de Blanco, logrando la dispersión de sus hombres que buscaron incorporarse a los de Arenales. Éste acude en su auxilio y una vez hecho esto, el gobernador de Santa Cruz se subordina a la autoridad de su par. Los patriotas ya se encontraban en el punto en que se dividen los sistemas hidrográficos del Amazonas y del Plata, entre los ríos Grande o Guapoy y el Pilcomayo. El 25 de mayo al amanecer, llegaron al punto de La Florida, a orillas del río Piray.
Monumento a Arenales (Pza. 9 de Julio - Salta)
En el punto elegido por Arenales se levantaba por el margen derecho una barranca como de dos metros de altura, a su pié corría el río, a su frente se extendía una ancha planicie, hacia ambos lados un bosque coronaba la barranca y a su retaguardia (al sur), el pueblo de La Florida que debía dar su nombre al memorable combate de ese día.
La batalla fue sangrienta, pero la estrategia de Arenales dejó impávido a Blanco. El avance patriota fue tan gallardo y la evolución se ejecutó con tal rapidez que el enemigo, completamente envuelto se puso en derrota, quedando en poder de los patriotas su artillería y muerto en el campo el coronel Blanco. Lanzado Arenales en persecución de los fugitivos, se adelantó imprudentemente al grueso de sus hombres, observando tardíamente que un grupo de fusileros se dio vuelta haciendo fuego, cargando sobre el coronel dejándolo por muerto en el campo, siendo después trasladado en hombros hacia el campo de la victoria a contar sus trofeos: dos banderas, dos cañones, 200 fusiles, 100 muertos, 99 prisioneros. Perdiendo los patriotas solo un muerto y 21 heridos entre los que se contaban al mismo coronel, traspasado de 14 heridas de las cuales tres le cruzaban el rostro feamente.
Dieciocho meses Arenales sostuvo esta guerra extraordinaria y dio cuatro combates que costaron al enemigo 1.300 hombres entre muertos, heridos y dispersos. Al cabo de este tiempo entró triunfante en Cochabamba, rindió su guarnición y se posesionó de Chuquisaca, incorporándose con 1.200 hombres al ejército argentino, que en 1815 efectuó más tarde la última campaña del Alto Perú, que debía terminar desastrosamente en Sipe-Sipe.
Es así como nuestra céntrica calle La Florida toma el nombre del pueblo boliviano testigo de una importante batalla desarrollada en la cordillera oriental, entre Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra, donde como vimos resultara malamente herido don Juan Antonio Álvarez de Arenales, un 25 de mayo de 1814, cuya estatua ecuestre adorna el centro de nuestra plaza principal, la 9 de Julio. Posteriormente Arenales fue Gobernador de Salta desde 1823, fue depuesto en 1827 por una revuelta encabezada por José Francisco de Gorriti y se exilió en Bolivia, donde en 1831 falleció.
FUENTES:
MITRE, Bartolomé. “Cap. V El Alto Perú 1814 – VIII” en HISTORIA DE SAN MARTIN Y DE LA EMANCIPACION SUDAMERICANA (Tomo I). Ed. Diario LA NACION: Buenos Aires. 1950.
… “LA FLORIDA A LA CALLE FLORIDA” en Ordenanza de la Municipalidad de Salta Nº 1065, original nº 241 del 3 de agosto de 1949.
Interesantisima la historia!! Cuando yo estuve en un hotel barato en Texas, escuche que había una historia muy similar con una calle allí, pero obviamente relacionada con su historio. Me parece muy bien el cambio de nombre, y el porque!
ResponderEliminarGracias por el aporte Luis, un abrazo..
ResponderEliminarq buena historia.. ojala y pudiera leer todas y cada una de las historias q se dan..
ResponderEliminarAbryll p. muchas gracias por tu comentario, vamos a seguir adelante con estas historias.
ResponderEliminar