domingo, 14 de febrero de 2021

EL CAMINO DE LA MUERTE (BOLIVIA)




 Pocas veces sentí la adrenalina en mi cuerpo, como en este viaje que realicé en motocicleta con unos amigos desde La Paz hasta Coroico.






EL CURA

 

La calle estaba muy oscura. Ella apuró el paso sintiendo como sus tacos retumbaban en el silencio de la noche. De pronto vio la sombra que se proyectaba delante, casi sobre su misma sombra que ya comenzaba a asustarse. Alguien venía caminando detrás suyo; pero le llamaba la atención la falta de ruido en los pasos del extraño.

La sombra se agrandaba y se achicaba sobre la superficie desigual de los frentes de las casas. Ella, con la proyección, pudo ver que el extraño llevaba sombrero alón. El miedo le subía áspero por la garganta y le cortaba la respiración…

Quien la seguía ya estaba casi encima de ella y cuando ya estaba casi por correr con desesperación, por el rabillo del ojo pudo ver la sotana del cura que pasó a su lado siguiendo su rumbo…

- ¡Era un cura! –se dijo calmándose.

Sintió la necesidad de llamarlo, de decirle que estaba con miedo y si quería acompañarla un par de cuadras hacia la parada del último colectivo de la jornada…

- ¡Padre! ¡Padre!

El sacerdote se dio vuelta quitándose el sombrero y la muchacha cayó sobre la vereda sin sentido…

El la vio golpearse en el suelo. Cargó el sombrero sobre su cuello sangrando y siguió caminando la noche, sin cabeza.

 

CRISTALES

Ella juega en la distancia

de cristales rojos

llora y ríe

en la distancia

acumulando los años

sin pájaros

que le lleven mensajes

los cinco

de cada octubre

de mieles viejas

que renacen.


Ella ignora

que la lluvia siempre tarda

pero moja implacable

desde los ojos

hasta el alma

desde los dedos

hasta siempre

con perfume a nunca

con el corazón

en la garganta.


Ella vive

en la distancia

de los silencios

se viste

y se desnuda

sobre el mismo silencio

frente a los ojos ciegos

que todavía pagan

equívocos y aciertos.


Ella recibe las rosas

donde se pierden caminos

cristales rojos

cristales

rotos

que se lleva el río...


martes, 1 de septiembre de 2015

DE BANDIDOS Y POLICÍAS: LA MUERTE DEL SARGENTO BUENAVENTURA DE JESÚS COSTILLA

El sargento Buenaventura Costilla iba recorriendo las calles, en la estación de trenes del ferrocarril Noreste Argentino en Monteros (Tucumán), con el cabo Ramón Salcedo, la noche del martes 10 de septiembre de 1929.

La tranquila población de la Villa de Monteros fue sobresaltada esa noche por una serie de detonaciones de arma de fuego. Los policías, al escuchar esto corrieron al lugar de donde provenían los disparos: la playa de la estación.

Apenas llegaron corriendo, cuando desde la densa oscuridad de uno de los vagones estacionados sobre las vías muertas, salieron dos hombres armados. El sargento le dio la voz de alto, pero contestaron disparando sus armas, sin mediar palabra alguna a la pedestre patrulla policial, recibiendo Costilla cinco disparos sobre su sorprendida humanidad. No obstante la gravedad de sus heridas, el sargento pudo reconocer a los agresores, un tal Humberto Paz que fue detenido al instante y a Octavio Medina, que había conseguido huir del lugar.

Diario El Orden del 10 de setiembre de 1929

-Ven por aquí Quebracho. –guiaba con conocimiento de la historia del pueblo, el escritor José Abraham Soraire, “El Gorrión” de Acheral. –Por aquí se encuentra el mausoleo… Yo lo seguía rengueando mi pierna derecha con la rodilla dolorida por una posible tendinitis…

Numerosos vecinos se presentaron en el lugar, ayudando al sargento que se encontraba tendido en el suelo. Muchos hablaban de una emboscada planeada para los policías, porque no había motivo alguno para semejante ataque a las autoridades policiales.

El sargento herido y su compañero de patrulla reconocieron al que lo atacó a tiros, manifestando que se trataba de un tal Octavio Medina que trabajaba en la extracción de ripio en el río Salí. La superioridad policial con asiento en la comisaría de Monteros, designaron a los empleados Calle y Pérez para que detengan a Medina, quien fue detenido en la capital tucumana a la tarde siguiente.



Por la gravedad de las lesiones con arma de fuego, los médicos decidieron el traslado del herido hacia la ciudad de San Miguel; pero ya se encontraba muy grave y no resistió el viaje… Murió el viernes 13 de septiembre de 1929.

-Mira Quebracho. Aquí está el mausoleo del sargento. Dice: “Sargento BUENAVENTURA DE JESÚS COSTILLA. Q.E.P.D. Caído en cumplimiento del deber el 13 de setiembre de 1929 – EL PUEBLO de MONTERO reconociendo su arriesgado valor y sacrificio en la DEFENSA SOCIAL rememora al mártir caído en infausta lid.”



En efecto, el sargento Costilla, la noche del 10 de septiembre de 1929, sin saberlo, había caído en una emboscada perfectamente planificada por el delincuente José Santos Quinteros y no como se creía que era el tal Octavio Medina. Quinteros era un carcelario evadido, “escruchante” audaz que hacía poco tiempo había mantenido un tiroteo con elementos de investigaciones en Suipacha, entre Las Heras y 14 de Setiembre. También se había comprobado que uno de sus acompañantes fue Vicente Sánchez, también prófugo, señalado como uno de los que robaron en un negocio de avenida Sáenz Peña e Independencia.

Se comisionaron a distintos empleados de investigaciones con la orden de detener a los verdaderos autores de la muerte de Costilla. El parte policial informaba que, conforme a declaraciones de Humberto Paz y a diligencias investigativas practicadas, Quinteros venía en un tren de aventuras que terminarían en la jurisdicción de Monteros.

El domingo 8 de septiembre a la mañana, Santos Quinteros y Vicente Sánchez habían llegado a la casa del vecino Ramón Barrionuevo, con ellos llevaban a la menor Rosario Suárez, de 15 años de edad, raptada desde la casa de sus padres en Villa Quinteros. En el lugar, se dedicaron a beber todo el día; pero justo cuando sale Quinteros a la calle, se cruza con el sargento Costilla que andaba de ronda por la villa. Costilla lo detiene por ebriedad, lo traslada a la comisaría, donde pernocta hasta el día lunes en que se le pasa la borrachera.

Cuando sale en libertad, se dirige a la casa de Barrionuevo, donde pergeña la venganza en contra del policía. Así es que, llegado el triste martes 10, Quinteros se dirige a la playa de trenes y, premeditadamente, llama la atención de la patrulla policial a tiros limpios realizados al aire. Cuando se presentan los policías, al único que le efectúan los disparos fue al sargento Costilla. Logrando de esta manera vengarse sangrientamente del representante de la ley que lo había detenido anteriormente.

Octavio Medina, fotografía Diario El Orden.

Costilla, equivocadamente cree haber reconocido a Octavio Medina, pero éste no era su heridor y también pagó caro ese error ante los policías ávidos por encontrar al culpable, pues sabían que Costilla se moría.

Caía una de las más calurosas tardes de agosto, con José Abraham nos fuimos del cementerio más antiguo de Monteros, que guarda muchas más historias para recordar, como la de Sixto Ibañe... pero esa es otra historia.

Me despedí de Monteros y del hermoso encuentro nacional de escritores "Tinta Activa", dejaba el pago natal de Segundo David Peralta (a) "Mate Cosido" para volver a mi Salta, también llena de historias similares...


Pero no dejaba de pensar  en este hecho que se constituye en una historia más de bandidos y policías…






NOTA.
Las fotografías fueron tomadas en el cementerio de Villa Monteros (Tucumán)
y del diario El Orden de setiembre de 1929. Agradecimientos al personal del Archivo Histórico de la ciudad de San Miguel de Tucumán.

sábado, 22 de marzo de 2014

LA REVOLUCIÓN DE LOS LIBROS OLVIDADOS

-Pssst!! Eeehh!! Gordooo!!
-Cómo gordo? Cuántas veces debo decirte que me llamo Sopena?
-Bueno, discúlpame gordito, no te lo diré más.
-Uuuuuyyy Dios!! En fin, que deseas? Por qué me llamas? Apura que tengo cosas que hacer.
-Sí? Cómo cuáles?
-Mmmm… tú sabes, mi querido “20”, que en mi interior hay miles de acepciones españolas.
-Viste?? A ti no te gusta que te digan gordo, pero me llamas “20” a secas.
-Te lo digo con cariño. 20 Mil Leguas de Viaje Submarino.
-Chéee!! Qué pasa ahí al fondo?? Por qué tanto alboroto??
-Nada enano, no pasa nada.
-Ahhh nooo!! Ahora sí que pasa!! Cómo enano?? Yo soy Lerú, el famoso Resumen Lerú.
-Bueno, ya te agrandaste como los veinte hermanos Tesoro de la Juventud, que desde que Borges los mencionó en uno de sus cuentos andan que no caben en sí mismos… jajjajajja.
-Pero eso fue hace un montón de años!!
-Y claro. Saben una cosa? Cuánto hace que no nos pegan una hojeada? no se dieron cuenta?
-Cállate, es verdad, se me parte el alma al saberlo. No sabía que les pasaba a todos…
-Y usted narrador… Qué nos cuenta?? Hasta ahora no metió la cuchara para nada…


Quedé absorto. No podía creer lo que escuchaba. Libros hablando! Tendría que haberlo sabido  de antemano ya que soy omnisciente. Los libros abandonados en el oscuro rincón de la biblioteca principal de la ciudad, parecían sentirse frente al cadalso, o más precisamente frente a la hoguera. No importaba que a ese sector le hayan llamado “El Tesoro”. Lo que pasaba era que se sentían inútiles. Todos sabemos que ellos toman vida a través de la lectura y hacía mucho que no tomaban vida. Ahí estaban reunidos, deliberando, los coloridos Lo Sé Todo con sus pálidos primos Lo Sé Todo de América, los Quillet, el inmenso Larrouse Ilustrado para Niños, Chico Carlo, Platero y Yo, Shunco, Mi Planta de Naranja Lima, Agüita Clara, El Árbol que Canta, Señorita Raquel, las suculentas Tablas de Logaritmos, las esqueléticas Tablas de las Operaciones Matemáticas, los aguerridos: Sandokan con Los Tigres de la Malasia, El Pirata Jeireddin Barbarroja, James Brooke el Rajá Blanco de Sarawak, Sherlok Holmes desde Relato en Escarlata hasta su Archivo, con los relatos fundamentales de su inefable amigo el doctor J. H. Watson. También El Fierecillo Domado, Boquitas Pintadas, Decamerón, Las Mil y Una Noches. La Ilíada y la Odisea, Cuentos de la Selva, etc., etc., etc.


Eran muchísimos y al principio no se entendían. Habían inflado en silencio sus egos y les costaba mucho, como quien dice “bajar el copete”; pero en algo coincidían: ninguno deseaba entumecerse en los estantes sin que le aireen sus hojas de vez en cuando.

-Así se habla narrador!!
-Cómo que así se habla?? A mí no me nombró y hace un montón que estoy en la discusión. Acaso no puede decir Recuerdos del Futuro?
-Listo, Ya te mencionaste. Contento?? -“Chiii” contestó el ofendido.
-Bien, pasado este retraso. Señor narrador, aunque carezcamos de lectores, quiero que explique que la Revolución de los Libros Olvidados ha comenzado en este mismo momento.

Bien, continuemos… A fines de que no haya problemas “de cartel”, los libros habían convenido en llamarse “Camaradas Revolucionarios” en vez de usar sus nombres originales. Por ejemplo El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, a partir de ese momento pasaba a llamarse Camarada Revolucionario. Lo mismo pasaba con Las Aventuras de  Huckleberry Finn, La Biblia, El Profeta, El Principito y Juan Salvador Gaviota y tantos más.


El proyecto revolucionario consistía en cambiar radicalmente la realidad planteada y, la única forma de hacerlo consistía en huir de aquellos estantes y largarse al interior a visitar los pueblos y parajes alejados de la ciudad donde, conforme todos coincidían, las posibilidades de lecturas eran escasas y gracias a esa avidez por leer, ellos se encontrarían de nuevo con la vida llena, al entrarle el aire fresco en sus comprimidas hojas.

Pero cuando todo estaba dicho y el proceso revolucionario empezaba su marcha, ocurrió lo inesperado… también se plegaban a la revolución los nuevos libros, los más buscados y los “best sellers”, todos, todos… La Ruta del Marfil, Camino Cansado entre Cuerpos, Edel: El Libro de Once Puertas, Fuga en Otro Intento, Piedrapalabra, Mientras No Digas Te Quiero y tantas otras. La biblioteca entera abrazaba el espíritu revolucionario. Todos eran Camaradas Revolucionarios.

-A ver, Camarada Revolucionario, escriba lo que la Revolución le va a dictar.
-Si Camarada Revolucionario, dicte nomás.- Contestaba un libro de estenografía Kapelusz.
-No, Usted no Camarada Revolucionario. A usted no lo van a entender, al que está al lado si.
-Dicte Camarada Revolucionario!! –dijo sacando su pluma el viejo Stirling de caligrafía.

El bibliotecario empujó la llave dentro de la cerradura, dio dos vueltas a la misma como lo hacía todas las mañanas. En el trayecto desde su casa hasta la biblioteca iba pensando en abrir la caja que había llegado la tarde pasada con nuevos libros. Le intrigaba saber su contenido… Al principio no se dio cuenta; pero a medida que avanzaba hasta su escritorio, pudo observar que los estantes atrás del mostrador se encontraban casi vacíos…

-Ohhh nooo!! Nos han robado.


Se desplomó en la silla, tomándose la cabeza con las manos. Tenía que llamar a la policía y lo haría inmediatamente… Cuando abrió sus ojos vio la carta acomodada ante su vista…

Con sus hojas despeinadas por el viento, agazapados a las barandas del carro-libro iban los “Camaradas Revolucionarios” tras una nueva aventura. Y yo con ellos…

-Bieeen narradoooor!!! Iúuuuujúuuuuu!!!

martes, 18 de marzo de 2014

AL CAPITÁN GENERAL DE PÁJAROS Y MARIPOSAS...

Mi padre era primo de Antonio Esteban Agüero. En casa siempre se lo mencionó como "El Tono" y mis tíos tienen residencias de verano en Merlo (San Luis) y Cruz de Caña (Córdoba) muy cerca una de otra localidad, con el paraje Piedra Blanca, lugar donde se encuentra el Algarrobo Abuelo o Algarrobo de los Agüero, en la mitad del recorrido. Amé desde muy chico la poesía de Agüero y hoy, en este rincón le canto al gran poeta argentino. Al que amó la tierra y sus dones, a los hombres en un ideal de equidad socio-económico. Fue un poeta ecológico, como muy pocos, conocedor de la historia y la prehistoria americana, argentina y puntana. A continuación un poema de su extensa producción y, con verdadera humildad, le sigue un poema que le escribí inspirado en estas mismas letras suyas...

CAPITÁN DE PÁJAROS

Yo, Antonio Esteban Agüero,
capitán de pájaros,
general de livianas mariposas,
estoy en Buenos Aires,
la capital del Plata,
para ser presidente
y organizar la Patria.

Detrás he dejado
los pueblos que me siguen,
ejército de alondras,
la división blindada de los cóndores,
las águilas que saben del sabor de la piedra,
calandrias,
chalchaleros,
chiriguas mañaneras,
los secretos lechuzos que me pasan
la información del día y de la noche.

Tengo un millón de caballos
¿Escucháis su relincho?
Que rodean la urbe por sus cuatro costados,
sus jinetes son muertos de Facundo,
son muertos de Ramírez,
montoneros del Chacho
sableadores de Pringles,
domadores,
remeseros,
rastreadores,
guitarreros,
espectrales jinetes que cabalgan
mi millón de caballos.

Les ruego que se rindan
que depongan las armas,
que guarden los tanques,
y encierren los cañones,
porque mañana a mediodía
quiero estar en la Plaza de Mayo
sobre viejos balcones del Cabildo
para ser presidente y
prestar juramento:
por los ríos de sangre derramada,
por los indios y los blancos muertos
por el sol y la luna,
por la tierra y el cielo,
por el padre Aconcagua,
y por el Mar oceánico,
y por todas las hierbas y los bosques,
y por todas las flores y los pájaros,
y por el hambre de los niños pobres,
y la tristeza de los niños ricos,
y el dolor de las jóvenes paridas,
y la agonía de los viejos ...
Juro
Yo juro.
Hacer de este país la Patria.
Ordeno que se rindan
porque mañana a mediodía
entraré en Buenos Aires.
Tengo un millón de caballos
¿Escucháis su relincho?
Nadie podrá atajarme

Antonio Esteban Aguero

"Capitán de Pájaros" 35 x 50 cm. Grabado Litográfico. Beatriz Ramírez


AL CAPITÁN GENERAL…

Capitán general…
no fue necesaria la presidencia
en la capital del Plata.

Ya la Patria lo abraza
en su tibio seno de nácar…

Una cubierta multicolor
de mariposas y pájaros
cubren su mortaja
y en la memoria viva
millones de argentinos
lo arrullan
cantando sus palabras…

Señor capitán general
¡Escucho los relinchos!
Veo los domadores muertos
los remeseros y rastreadores
los llamados bárbaros
en virtud del progreso…
todos cabalgando
su millón de caballos espectrales
temerarios
sudados
e inquietos…

Lo veo a usted reunido
con Quiroga, “Pancho” Ramírez
su pariente Peñaloza
Juan Pascual Pringles
y de Salta, Latorre.

No hablan de otra cosa
que de Patria
que de paz
que de equidad:
No más ríos de sangre
no más indios ni blancos muertos
ni hambre de niños pobres
ni tristeza en niños ricos
ni dolor en jóvenes paridas
ni agonía en los viejos…

Capitán general
ya entró usted en Buenos Aires…

Lo veo en los tucanes de El Tigre
en las catas y loros de La Costanera
y en las placitas de barrio Saavedra
en los brillantes tordos, gorriones
y zorzales en Plaza San Martín
en las campanillas
azules, moradas y rosas
aferradas a los alambres
de las estaciones de trenes…

Lo vi mi capitán
en las lecturas dentro de los subtes
su ecológica trama
en los cantos callejeros
en el vino tranquilo
en la mazamorra
y en los hijos
del algarrobo abuelo
que viajan
a lo ancho y a lo largo
de su Patria…

Descanse en paz
mi capitán general
de mariposas y pájaros
de sueños argentinos

…nuestros.



NOTA: El dibujo de Antonio Esteban Agüero fue extraído de su muro en facebook, sobre autoría y tamaño del mismo se detalla bajo el dibujo.

lunes, 17 de marzo de 2014

UN 2CV EN BARRIO CASINO

Apareció un día cualquiera, cuando la primavera nos mostraba la alegría de vivir y nosotros éramos la primavera. Jamás fue mío, pero me dio tantas vivencias que robo su historia, porque es la mía propia.

Desde la ventana de la cocina lo veía estacionado en la playa, con su color blanco pálido o gris incierto como su futuro. Listo, siempre listo para la aventura con sus dueños y sus amigos. Y era ahí donde yo entraba. Bajábamos con Quiquín y con Horacio, con las botas retumbando en las escaleras, los vaqueros con la clásica “W”, cintos de cuero blanco y las chombas con los laureles, el pingüino o el yacaré conforme anuncie la moda. Esa misma moda con llavero “cuenta-ganado” aunque la única hacienda nos caminaba, a veces, por la cabeza.


Estos changos eran tan ututos que el rumbo lo imponía el momento. La casa con piscina de los abuelos en San Martín, camino a Rosario de Lerma; Cerrillos, donde nos juntábamos con Gustavo Martín, Miguel Ahanduni y tantos otros, para luego ir a ver las chicas de Rosario, donde se armaba la barra, con algunas presumidas y uno que otro noviazgo o en la propia ciudad de Salta, a tomar el té en la casa de alguna amiga.

A veces, recuerdo... Al 2CV no lo podía manejar una sola persona. Eran sumamente necesarios el timonel y un ayudante. Claro, se había roto el pedal del embrague y, en el motor, habían atado una correa blanca de persiana, que salía por el costado, bajo del capot, hasta la ventanilla rebatible del acompañante. La cuestión se resolvía más o menos de la siguiente manera. Veamos:

-¿Listo? –preguntaba el chofer, generalmente Quiquín.
-¡Listo! –respondía el acompañante, generalmente Horacio, tirando de la correa de persiana.
-Bueno… ¡Va el cambio! –decía el chofer y metía la marcha, para luego nuevamente gritar “¡Listo!” y ahí el acompañante soltaba cuidadosamente la correa y el 2CV continuaba su marcha.


Moría la década del ’70 y en mi curso se dio un intercambio estudiantil con Estados Unidos, el enano Cardón viajó a Ohio, si no me equivoco, y de esa ciudad vino una estudiante. Ese fin de semana el turquito Elías había organizado un asado a todo trapo en su casa de campo, cerca de Rosario y todos estábamos invitados. Claro, Quiquín y Horacio me llevaron en el 2CV. Después de comer, la invitamos a la norteamericana a pasear en el auto y… ¿Qué chica se negaba a la mirada de gato triste que le hacía el Hora? Los ojitos del gato de Schrek eran un poroto al de este ganador.

La chica subió y todos nos fuimos a dar vueltas por Rosario, por Cerrillos y, cuando estábamos bien lejos… El 2CV se pega la empacada y su motor celestino deja de funcionar. Esto hubiese venido de diez si ambos estarían solos, pero éramos como cinco amontonados dentro del coche y todos buscando una sonrisa "yanqui", aunque sea al descuido.

El auto no arrancaba por nada del mundo. Así que los hermanos decidieron que ella volantee el 2CV y todos nosotros pechando. Ella se negó, porque en su contrato estaba prohibido conducir. No había manera de hacerle entender que no manejaba, solo volanteaba el vehículo en esas condiciones. A duras penas entendió y así volvimos a la casa de Elías, pechando, re cansados y justo allí, el glorioso Citroën hizo rechinar sus dos cilindros y después de toser un poco, comenzó a regular tranquilamente, como burlándose de nosotros. La norteamericana nos hizo jurar a todos que jamás íbamos a decir que condujo y que en la casa, había probado un buen trago de vino salteño para regar el asado bien servido ese mediodía.



A veces, los jóvenes de hoy no quieren autos viejos, les piden a sus padres vehículos 0km; pero les advierto, pueden tener una inmensidad de buenos momentos con ese vehículo olor a nuevo, pero la verdadera aventura se encuentra en superar escollos y problemas, pues en eso se basa la vida…



Nota: Las tres fotografías fueron extraídas de la web.

martes, 11 de marzo de 2014

DE GAUCHOS Y BOMBACHAS


 Nos encontramos ante la conmemoración del bicentenario de la iniciación de lo que se llamó “La Guerra Gaucha” que consistía en una guerra de recursos o guerrilla. El plan Sanmartiniano diseñado para que lo lleve a cabo nuestro héroe don Martín Miguel de Güemes junto a sus gauchos.


Pero ¿De dónde proviene la palabra “gaucho”? Todos tenemos en nuestras mentes la representación de lo que es un gaucho, pero quizás a la mayoría de nosotros jamás se le ocurrió hacerse esta pregunta.´

Para tranquilidad del lector, podemos decir que los investigadores nunca se pusieron de acuerdo con respecto al origen de la palabra. Existiendo varias teorías, por ejemplo como derivado del quechua: “huachu” (guacho: huérfano, vagabundo); “guanchos” hombres de las Islas Canarias llevados a Uruguay cuando se refundó Montevideo; del árabe “chaucho” (látigo utilizado para los animales que tiran el arado); “gauderio” (andariego); “garrucho” palabra portuguesa que señala a un instrumento usado por los gauchos para atrapar y desjarretar a los ganados o del árabe mudéjar “hawsh”, pastor y sujeto vagabundo.



Pero no nos hagamos más problemas, pero si recordemos que no solo en la República Argentina hay gauchos, también los vemos en el Uruguay, Brasil, Paraguay, el sur de Chile y en el Chaco Boliviano. Algunos autores señalan que el gaucho se desarrolló en llanuras, como la gran estepa que es el Gran Chaco en su totalidad y que su principal labor se relacionaba a la ganadería.



En relación a lo que acabamos de afirmar, Justo José Oliva en su libro “Gauchos Salteños o Gauchos de Güemes”, nos cuenta que el mejor jinete es el gaucho salteño, porque no solo cabalga en las pampas, sino que también debe hacerlo en los cerros, subiendo y bajando las laderas o internándose en los espesos montes a la gran carrera, en la seguridad del sombrero retobado, el coleto y los desplegados guardamontes, tal como lo hacía en el transcurso de la Guerra Gaucha.


Rosendo Fraga publica en La Nación un artículo titulado: “El curioso origen de la bombacha criolla” y allí, nos cuenta sobre la relación que siempre existió entre la imagen del gaucho y el hombre en el mundo árabe: como la guitarra, el apego al caballo, la asimilación de la pampa al desierto, toda esta representación social venida vía España. Decía Fraga: “Resulta claro y verificable que la indumentaria del gaucho argentino en la primera mitad del siglo XIX, no incluía la bombacha, sino el chiripá. Todos los cronistas y viajeros europeos así lo constatan, como las acuarelas y litografías y los uniformes militares.”


Esto lo podemos verificar al observar el cuadro “La Muerte de Güemes” de Antonio Alice. Allí vemos que ninguno de los gauchos lleva bombacha, sino calzones y chiripa. Nuestro general salteño no conoció jamás esta prenda. Continúa Fraga: “Así, la bombacha es un elemento de la indumentaria árabe o turca que no llegó a la Argentina a través de España. Es Jorge V. Duizeide, quien ha explicado esta curiosa traslación. En marzo de 1856, se firma el Tratado de Paz que da fin a la Guerra de Crimea, que enfrentó a las fuerzas de aliadas de Gran Bretaña, Francia, Turquía y Cerdeña contra Rusia.”


“Siendo presidente de la Confederación Argentina Justo José de Urquiza, al año siguiente de finalizar la guerra, el representante diplomático francés ante el gobierno de Paraná, informó que su país estaba en condiciones de vender a un precio muy conveniente 100.000 bombachas que habían sido fabricadas para el ejército turco y que como consecuencia de la paz se habían convertido en "rezago militar".


“Urquiza se entusiasmó con la forma de pago, que era un trueque por productos y lograda la aprobación de la compra por parte del gabinete se aceptó la oferta de las bombachas originalmente destinadas al ejército turco. Todas las bombachas fabricadas por los franceses eran del color del uniforme de dicho país, el gris "ojos de perdiz" de color blanco sucio o isabelino y éste es el origen de la bombacha gaucha que entra en Entre Ríos a fines de 1858.”


“Muchos paisanos que traían productos del litoral a Buenos Aires vendían también "bombachas batarazas" -en Entre Ríos muchas fueron revendidas- y como algunos de los comerciantes eran de origen árabe o turco, la fábrica de origen fue confundida por muchos.”

“En tres años, se difundió con gran éxito. Es después del triunfo de Mitre en Pavón en 1861, que se difunde en forma generalizada. Cabe señalar que en esos mismos años, los ponchos que se vendían en las pulperías eran fabricados por la industria británica y ya no por los telares locales. Tanto la bombacha fabricada en Francia como el poncho salido de las industrias textiles francesas muestran cómo después de la caída de Rosas la Argentina entró en un proceso de globalización económica.”

“Otros sostienen que Ricardo Güiraldes importó de Francia bombachas vascas, de donde también provino la alpargata, pero esto fue muy posterior y recién en los comienzos del siglo XX; pero hay también quien argumenta que con el ingreso de las primeras colonias de este origen traídas por Pedro Luro en 1862 fue como se difundió la bombacha vasca y la alpargata. Pero en mi opinión, el origen predominante del uso de la bombacha proviene del rezago francés fabricado para el ejército turco, siendo la influencia vasca posterior y en todo caso concurrente.”
Por último, aclaramos que no fue la misma construcción política sobre la figura del gaucho, que realizara José Hernández, el hombre bueno perseguido por la injusticia; con la imagen que muestra Esteban Echeverría, el sujeto representante de la barbarie que había que erradicar, para dar paso a la civilización...


Como diría nuestro recordado poeta y escritor don César Perdiguero: “Churo ¿no?”