viernes, 15 de enero de 2010

SALTEÑOS EN EL EXTERIOR

JULIO Y HORTENCIA



Hay experiencias que son únicas y aquella persona que no las ha vivenciado puede tener una noción de las mismas, una idea, pero nunca será como la experiencia en si. Para ello, decidimos saber, por ejemplo, cual fue la experiencia de aquellos salteños que pudieron viajar al exterior buscando un nuevo horizonte, otras oportunidades. También es nuestra intención, en futuros artículos, conocer la experiencias de extranjeros que vinieron a vivir a Salta...

Estas que se narran a continuación, fueron vividas por Julio y Hortencia, un matrimonio maduro, ya abuelos, con varios hijos, entre adolescentes y jóvenes; ambos policías retirados y ella, además, profesora en Ciencias de la Educación. Veamos...



Allá por septiembre del 2001 decidimos, junto a mi esposa, salir del pais en busca de nuevos horizontes laborales, es asi que un seis de ese mes cuando la feligresia salteña inicia una de las mayores expresiones de fe hacia nuestros patrones tutelares, nosotros iniciabamos un viaje rumbo a lo incierto; quizas en mal momento, si tenemos en cuenta que en el mismo mes, el 11, se produjeron las caidas de las torres en EE.UU. Nosotros en ese momento estábamos de paso por ese país, con destino a Japón, llegando el 19 al aeropuerto de Narita. Vivimos tres meses de "paseo" pues no conseguimos trabajo, pues ese era nuestro propósito, pero dusfrutamos a pleno de la gente, su cultura, esa filosofia de vida tan particular que tienen los japoneses. Lo que más nos llamó la atención fue el silencio que se vive en el ambiente, la tranquilidad de la gente, a pesar de haber mucha cantidad de personas que transitan, tanto en vehículos como en bicicletas, que parece que fuera el medio de transporte de preferencia, especialmente de los jóvenes.

También se podía ver a las personas trabajando en sus huertas y plantaciones de arroz que, a pesar de no tener espacio, cualquier lugar es adecuado para sembrar. Como anécdota podemos mencionar nuestra salidas al supermercado, resulta que desconocíamos los productos que se ofrecían porque todos se encontraban envueltos sin poder verse su interior, por supuesto con las inscripciones en símbolos kanyi (escritura japonesa) además que no podíamos comunicarnos en japonés con los vendedores. Ahí nos dimos cuenta cuan difícil es la comunicación cuando no se manejan los mismos códigos lingüísticos. Hubimos de recurrir a señas y gestos, pero como hacer por ejemplo las señas para que entiendan la palabra harina. Es imposible.


Al tiempo conocimos gente de Brasil, Perú, Irn, Colombia, Bolivia, además de algunos japoneses y argentinos. Esta comunidad de habla hispana nos integró y nos apoyó material y moralmente, como te podes imaginar, estábamos muy preocupados por nuestros hijos que quedaron aquí. Nuestros planes eran: trabajar un mes o dos y luego llevar las chicas con nosotros; pero nada de eso podíamos hacer al no encontrar trabajo allá.


Decidimos apurar el viaje a Estados Unidos, una vez que llegamos a Nueva Jersey, allí nos esperaban mi cuñada y la familia de Hortencia. Es un país muy grande, en comparación a Japon. Llegamos en el mes de diciembre, cerca de la Navidad. Podíamos apreciar otro clima, otro ambiente, se veían los frentes de las casas adornados e iluminados de forma muy llamativa. Cuando fuimos a Manhattan, Nueva York, nos llamó la atención la estatura de la gente; porque, para nosotros, eran personas grandes, muy altas.





Inmediatamente de llegados, ambos conseguimos trabajo y así pudimos girarle dinero antes de la Navidad a nuestros hijos y de esa manera estar mas tranquilos; aunque con mucha tristeza por la separacion familiar que nunca antes habíamos experimentado.


Recuerdo que el primer trabajo de Hortencia fue en el Restaurant de mi ex-cuñado, fue a recibir los sacos y abrigos de la gente, por lo cual le entregaban un "tips" es decir una suma voluntaria, al final de la noche se hizo 290 doláres.


Otro trabajo que realizó Hortencia fue de cuidar niños, hijos de las amigas de mi cuñada. Los chicos en general entienden el español y muchas veces no lo hablan, pero es posible una comunicación con ellos. A todo esto tuvimos que ir a una escuela a aprender inglés. Allí conocimos compañeros de todas las nacionalidades, con los cuales muy poco nos pudimos comunicar. Nos confundían con los peruanos, ya que los argentinos que se conoce allá, son los porteños, que son tan diferentes de nosotros, sobre todo en la forma de hablar y expresarse. Pero peruanos por el color de la piel, nada más.


En lo laboral, cambiamos de trabajo de acuerdo a las posibilidades y a la mejor paga, así anduvimos trabajando de mozo, en restaurantes, en casas de familia, en la construcción, en pintura, en fábricas, en venta y en deliveres.



El primer domingo que estuvimos allá, fuimos a una iglesia católica en un pueblo vecino, llamado Gardfiel, al cual después nos cambiamos. El sacerdote era anglo y hablaba español, daba misas en inglés y en español. Fue muy fácil integrarnos a la comunidad hispana, ya que compartíamos una misma fe, un mismo idioma y un mismo espiritu. Nos dimos cuenta que los hispanos llevamos la fe en la sangre, nos caracterizamos por ser muy expresivos, comunicativos y alegres, todo pasa por los sentimientos. Como teníamos experiencias de trabajo en la iglesia, en el compromiso y el servicio, fuimos parte de varios ministerios y muy reconocidos tanto por el sacerdote como por las demás personas.


Después de estar seis meses trabajando "full time" reunimos el dinero para llevar nuestras hijas, que pudieron viajar gracias a las gestiones realizadas por un grande, como lo fue el Padre Gauna; por el sacerdote de Garfield; un seminarista salvadoreño, ahora sacerdote y de toda la familia y los nuevos amigos que hicimos en esta comunidad. Nuestros planes eran estar dos años y regresar, pero las cosas aqui no estaban bien y nosotros, gracias a Dios nos fue bastante bien, asi que nos quedamos por siete años.

Dos de las hijas de Julio y Hortencia, viven en Estados Unidos, formaron sus hogares de manera que esta gran familia ya tiene integrantes internacionales. Un hijo de ellos vive en la provincia del Chaco y tambiém formó su familia.

Si usted, salteño, vive en el exterior y desea comentar como Julio y Hortencia, sus experiencias de vida, envíenos a nuestro correo para su publicación.

2 comentarios:

  1. Papi que lindo que hayas compartido tu experiencia aqui me gusto mucho!!! y gracias a eso yo hoy vivo mi propia experiencia y muy feliz por ello!!! Besos...

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  2. Lorena m, como estas? me gustaría, si son tus deseos, me comentes al correo que figura en la presentación del blog (mraurquiza@hotmail.com), tus experiencias en el exterior y envíame algunas fotografías para compartir. muchas gracias y un gran abrazo...

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